El territorio bonaverense nuevamente fue escenario de un lamentable y violento suceso que conmocionó a la comunidad. En el barrio La Cima, localidad de Pailón, Buenaventura, ocurrieron dos trágicos asesinatos que han dejado una profunda herida en los habitantes de la zona. Jhon Jader Rentería Rentería murió mientras lo trasladaban a la Clínica, y Luis Miguel Guerrero Valencia perdió la vida en el lugar de los hechos. Vecinos afirman que este doble homicidio fue un ajuste de cuentas entre los grupos “Shottas” y “Espartanos”, quienes mantienen una disputa territorial en la región.
Amenazas
Según las primeras investigaciones, Rentería y Guerrero presuntamente pertenecían al grupo de los Espartanos, lo que habría motivado el ataque como un ajuste de cuentas. Con anterioridad se había dado a conocer por redes sociales que ambos grupos intensificaron sus amenazas, generando un ambiente de pánico y tensión. Según reportes locales, los Shottas advirtieron que no dudarían en atacar a cualquier simpatizante de los Espartanos que encuentren en tiendas, esquinas o espacios públicos. Su mensaje fue claro: “Correrá sangre y fuego.” Ante estas intimidaciones, los Espartanos respondieron de manera igualmente aterradora, amenazando con atacar no solo a miembros del grupo rival, sino también a sus familias. En un mensaje escalofriante, aseguraron que acabarían con las «crías» de donde residen algunos Shottas, y que seguirían con niños, mujeres y adultos.
Violencia
Los habitantes de La Cima y Antonio Nariño viven con el temor constante de que la violencia toque a sus puertas. Las amenazas directas de los Shottas y Espartanos han sembrado terror en la población. Viven un conflicto que no eligieron, pero que afecta todos los aspectos de su vida diaria. Muchos permanecen en silencio por miedo a represalias, mientras otros intentan desesperadamente huir de la zona, dejando atrás sus hogares y su historia.
Comunidad
El panorama demanda una intervención urgente por parte de las autoridades locales y nacionales. Es fundamental abordar las causas estructurales de la violencia, como la falta de empleo, la ausencia de educación y servicios básicos. Lograr ofrecer alternativas reales a los jóvenes que por su desesperación, encuentran en los grupos armados una salida a su situación. Buenaventura seguirá siendo un territorio marcado por el miedo y la tragedia hasta que no se implementen medidas efectivas.





