TERMINÓ LA INCERTIDUMBRE

TERMINÓ LA INCERTIDUMBRE
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Redacción Extra

Durante 45 días, la montaña fue un monstruo inmóvil que se tragó la esperanza de una pareja de esposo en Saladoblanco, Huila. El 3 de junio, un deslizamiento arrasó la vereda Bajo Medianías, dejando tras de sí un paisaje desfigurado por la ola invernal que golpea al departamento. La tierra sepultó a Ignacio Jiménez y Leidy Quinayás, nombres que desde entonces quedaron suspendidos entre la ausencia y la espera.

Hallazgo
Esta semana, los equipos de socorro rompieron el silencio de la montaña. Bajo un manto milagroso, los cuerpos de las víctimas emergieron a la luz del sol, como si la tierra hubiera aguardado el momento propicio para un último adiós. El hallazgo puso fin a la dolorosa búsqueda que mantuvo en vilo a familiares, vecinos y rescatistas, quienes nunca claudicaron ante la magnitud del desastre.

Dolor
La noticia llegó cargada de emociones encontradas. El dolor por la pérdida se mezcla con un alivio silencioso: ahora, por fin, podrán ofrecer una cristiana sepultura a Ignacio y Leidy. En la funeraria, los sollozos se confunden con susurros de gratitud hacia quienes no descansaron hasta encontrarlos. Cada mirada, cada abrazo, lleva el peso de la tragedia, pero también la certeza de que la espera ha terminado.

Contexto
La tragedia de Saladoblanco se inscribe en una de las temporadas invernales más críticas de los últimos años en Huila. Deslizamientos, crecientes súbitas y pérdidas humanas han puesto en evidencia la fragilidad de las comunidades rurales ante el avance del clima. La montaña que se desplomó en Bajo Medianías es un recordatorio tangible de la urgencia de planes de mitigación y atención oportuna.

Reflexión
Hoy, mientras la tierra sigue húmeda y el paisaje herido, las autoridades del CTI realizan la inspección técnica de los cuerpos. Los familiares, por su parte, se aferran a la idea de que el final de la incertidumbre les permitirá cerrar un ciclo de angustia. Sin embargo, el eco del desastre persiste: más allá del dolor individual, la tragedia desnuda la vulnerabilidad de un departamento que cada invierno enfrenta la amenaza latente de la naturaleza.


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