Lo que comenzó como una reunión protocolaria centrada en el comercio y la cooperación tecnológica entre Estados Unidos y Sudáfrica, terminó en un tenso intercambio diplomático entre los presidentes Donald Trump y Cyril Ramaphosa.
Durante el encuentro celebrado en la Casa Blanca, Trump sorprendió al mandatario sudafricano al lanzar duras acusaciones sobre una supuesta “limpieza étnica” contra granjeros blancos en Sudáfrica. El expresidente estadounidense criticó al gobierno de Ramaphosa por presuntamente confiscar tierras a ciudadanos blancos, aplicar políticas que considera discriminatorias hacia los descendientes de europeos y mantener una política exterior distante e incluso hostil hacia EE.UU.
Aunque el inicio de la reunión fue cordial Trump calificó a Ramaphosa como “un hombre verdaderamente respetado en muchos círculos”, aunque “controvertido en otros”
, el ambiente cambió abruptamente con las declaraciones del expresidente, generando incomodidad visible en la delegación sudafricana.
Este episodio se suma a una serie de roces diplomáticos recientes entre ambas naciones y evidencia el deterioro progresivo en las relaciones bilaterales, marcadas por desacuerdos ideológicos y visiones contrapuestas sobre derechos humanos y gobernanza.