Luego del sismo de magnitud 6,5 que sacudió el centro del país el pasado domingo 8 de junio, el departamento de Cundinamarca enfrenta una de sus emergencias estructurales más graves de los últimos años. Las autoridades han confirmado que alrededor del 80% de las viviendas afectadas en los municipios de Paratebueno y Medina deberán ser demolidas debido al colapso o debilitamiento total de sus estructuras.
El gobernador Jorge Emilio Rey informó que al menos 2.000 personas resultaron afectadas, muchas de ellas campesinas que habitan zonas rurales de difícil acceso. “La situación es desoladora. Las viviendas no estaban preparadas para un evento de esta magnitud”, indicó.
Uno de los golpes más duros fue para la educación: 17 escuelas rurales colapsaron completamente, dejando a más de 250 niños sin aulas, especialmente en zonas como Santa Cecilia, Paratebueno.
Frente a este panorama, la Gobernación anunció que se anticiparán las vacaciones escolares para facilitar la instalación de aulas provisionales y acelerar el inicio de obras de reconstrucción. “Necesitamos el apoyo urgente del Gobierno Nacional, de empresas privadas y de todos los colombianos solidarios. Vamos a levantarnos, pero lo haremos unidos”, expresó el mandatario departamental.
Mientras se avanza en la evaluación de daños y la llegada de ayudas humanitarias, también se trabaja para garantizar albergues temporales, atención médica y acompañamiento psicosocial para las familias damnificadas.
Las autoridades reiteraron el llamado a la solidaridad y anunciaron canales oficiales para donaciones y voluntariado. Cundinamarca comienza así un nuevo capítulo, donde la reconstrucción será la clave para devolver la esperanza a miles de familias.




