La reciente suspensión temporal de la Línea de Crédito Flexible (LCF) para Colombia por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha generado inquietud sobre el futuro fiscal del país. Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, explicó que este respaldo, vigente desde 2009, ha sido un recurso crucial para acceder a financiamiento en tiempos de crisis, como durante la pandemia. La LCF, que funcionaba como un crédito preaprobado con condiciones favorables, ha sido utilizada por pocos países de América Latina, incluidos Chile, México y Perú.
Mejía advirtió que esta suspensión es una señal grave sobre el estado de las finanzas públicas, subrayando que el déficit fiscal de Colombia alcanzó el año pasado uno de los más altos en 120 años, cercano al 7% del PIB. Para este año, se proyecta un déficit de aproximadamente 5,3%, una meta que, según los analistas, parece difícil de cumplir sin un ajuste adicional en el gasto público.
Aunque la suspensión no tiene consecuencias inmediatas, Mejía señaló que si el gobierno no implementa un recorte adicional de 28 billones de pesos antes de mitad de año, Colombia podría perder definitivamente el acceso a esta herramienta financiera clave. De no corregirse el rumbo fiscal, el país podría enfrentar mayores tasas de interés, un aumento en el costo del endeudamiento y un freno a la recuperación económica.
El director de Fedesarrollo hizo un llamado al gobierno para que aproveche la oportunidad de corregir la situación antes de que sea demasiado tarde. En caso contrario, la vulnerabilidad de Colombia frente a crisis económicas externas podría agravarse considerablemente. La advertencia del FMI es un serio recordatorio de la necesidad urgente de adoptar medidas fiscales más responsables para evitar una crisis económica aún mayor en el futuro cercano.




