En Belém, durante la COP30, miles de personas participaron en una manifestación simbólica llamada el “Funeral de los Combustibles Fósiles”, en la que enterraron ataúdes gigantes con los nombres “Gas”, “Carbón” y “Petróleo”. La marcha contó con performances artísticas: jaguares, una boa gigante y figuras de la Amazonía hicieron parte del acto para visibilizar el impacto de los combustibles fósiles en comunidades indígenas y ecosistemas amazónicos. Este tipo de protesta refleja la demanda social de una transición energética justa, con más presión a los gobiernos para que hagan compromisos reales y financien mecanismos de protección del medio ambiente
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