La paciencia de los habitantes del barrio La Arboleda se agotó. Desde hace meses vienen reportando a la administración municipal el mal estado de los sumideros de aguas lluvias, que lejos de cumplir su función, se han convertido en focos de contaminación y amenaza para la salud pública. Las calles colapsan con cada aguacero, y los malos olores se sienten a cualquier hora del día.
Julio Muegues, residente del sector, aseguró que “la comunidad no aguanta más”. Según el líder barrial, han enviado oficios, radicado peticiones y realizado llamados a los entes competentes sin obtener respuesta efectiva. Lo preocupante es que los problemas se repiten cada temporada invernal, pero las soluciones parecen estar archivadas en algún escritorio de la Alcaldía.
Problema sin voluntad
Los sumideros obstruidos no solo afectan la movilidad, sino que generan riesgo de enfermedades respiratorias y proliferación de mosquitos. Los vecinos consideran que la falta de mantenimiento evidencia la desconexión de la administración con las realidades de los barrios.
La comunidad de La Arboleda exige un plan inmediato de recuperación de la red pluvial y no simples promesas. “No podemos esperar otro invierno para que las calles se vuelvan ríos y nuestras casas se inunden”, recalcan los habitantes. La polémica está servida: mientras el gobierno local anuncia millonarias inversiones en infraestructura, en las comunas persisten problemas básicos que siguen sin resolverse.




