Si usted tiene una Pyme o un emprendimiento, es probable que haya sentido el golpe económico: los bancos están más restrictivos, los costos financieros suben y muchas puertas se están cerrando. Pero no todas. Hoy, algunas empresas pequeñas están logrando acceso a capital. La diferencia está en cómo se están preparando.
En palabras simples: el dinero no se ha ido, pero sí cambió de enfoque. Ahora los inversionistas están buscando compañías con fundamentos sólidos, que demuestren orden interno, visión de largo plazo y capacidad de adaptación. Así lo advierte un reciente análisis de la firma internacional de negocios Russell Bedford, que ha venido siguiendo los flujos de inversión en el país.
Este cambio en las prioridades de los inversionistas exige a emprendedores y Pymes revisar más que sus estados financieros. Hoy, no alcanza con tener un buen producto o una marca conocida: lo que realmente pesa es la solidez del negocio por dentro. Y para evaluarla, conviene empezar por hacerse algunas preguntas esenciales.
¿Qué esperan los inversionistas y cómo prepararse sin perder tiempo?
Antes de salir a buscar recursos, vale la pena detenerse un momento. ¿Tiene su empresa estados financieros claros y actualizados? ¿Depende de un solo cliente o canal de ventas? ¿Está midiendo su impacto social o ambiental? ¿Utiliza herramientas tecnológicas que le permitan tener control operativo?
Responder con sinceridad estas preguntas no es un ejercicio de autocrítica, sino de realidad. Y en ese sentido, aquí van cinco acciones concretas que pueden mejorar, desde hoy, el posicionamiento de su negocio o emprendimiento frente a inversionistas:
1. Ponga en orden sus finanzas. Este punto sigue siendo el punto de partida. Sin reportes claros, flujo de caja bajo control y cifras actualizadas, es muy difícil siquiera abrir la conversación. Tener la contabilidad al día no es un lujo, es una necesidad.
2. Mire más allá del banco. La banca tradicional ha endurecido las condiciones, pero han surgido caminos alternativos. Fondos de deuda privada, leasing operativo, plataformas de inversión colaborativa o créditos con multilaterales están ganando espacio. Acceder a ellos no es inmediato, pero sí posible si su empresa está bien organizada.
3. Automatice donde tenga impacto. No se trata de “digitalizar por moda”, sino de usar herramientas que ayuden a tomar decisiones con datos reales, reducir tareas repetitivas y mejorar el control interno. La eficiencia hoy no es una ventaja competitiva, es un requisito para sobrevivir.
4. Invierta con cabeza fría. En tiempos complejos, cada peso cuenta. Las mejoras deben estar orientadas a generar ingresos, consolidar mercados o mejorar la operación. Las expansiones sin retorno claro pueden esperar.
5. Cuente mejor su historia. Un inversionista necesita entender, en pocos minutos, qué hace su compañía, qué problema resuelve y por qué es una buena apuesta. Una narrativa clara y con lógica de negocio puede abrir más puertas que una presentación muy técnica o demasiado emocional.
Ahora bien, no todos los sectores tienen el mismo nivel de atractivo en este momento. De acuerdo con Didier Sánchez Reinoso, CEO de Russell Bedford y autor del informe, “las áreas que están concentrando más interés de los inversores son la agroindustria, las energías limpias, los servicios digitales, las Fintech y los modelos basados en economía circular”.
Si su negocio ya opera en uno de estos sectores —o puede adaptarse hacia alguno—, el panorama puede ser más favorable.
Una oportunidad que no depende solo del contexto
Es camino no es fácil, pero cerrado no está. El segundo semestre de 2025 trae retos evidentes, pero también espacio para quienes tomen decisiones con criterio. Sánchez afirma: “las empresas no pueden controlar la política fiscal, pero sí cómo se posicionan ante ella”.
Por eso, si bien el entorno económico puede parecer adverso, muchas veces la diferencia está en los detalles internos. Las Pymes y emprendimientos que se preparan, se ordenan y se comunican con claridad no solo están más cerca del capital, sino también de una gestión más sólida y sostenible.
En conclusión, tal vez la pregunta no sea si hay inversión disponible, sino si su empresa está lista para recibirla.




