En las últimas horas se dio a conocer que por vencimiento de términos el señor Uldarico Vargas quedó en libertad luego de casi matar a quien sería su pareja sentimental Blanca Inés Contreras, se pudo conocer que este hombre le habría propinado cerca de 22 machetazos en sus manos, cabeza y demás parte del cuerpo. Luego de este suceso, aunque fue capturado, hoy la señora Blanca siente temor por su vida ya que este recobró su libertad.
Se pudo conocer que Blanca vivió más de 30 años con este hombre aguantándole todo tipo de violencia aun en frente de sus propios hijos. El pasado 1 de febrero del presente año Blanca por milagro de Dios quedó con vida y sobrevivió al brutal ataque, pero lamentablemente, la mujer perdió el dedo corazón de la mano derecha y estuvo a punto de perder su brazo por otra herida profunda en el hombro. Además, sufrió heridas de gravedad en el cráneo y debido a ello, durante algunos meses permaneció en cuidados intensivos y afortunadamente hoy está viva para contarlo, pero con terror de volver a encontrarse a Uldarico.
Aunque el agresor fue capturado, hace unos días el Juez Séptimo de Control de Garantía lo dejó en libertad por vencimiento de términos. Esto pese a una alerta emitida por la Secretaría de la Mujer del Tolima por riesgo extremo de feminicidio. En una entrevista que dio la señora Blanca recordó que las agresiones empezaron al poco tiempo de convivencia. Primero fueron malas palabras, pero cuando tenía cinco meses de embarazo de su hijo mayor, el hombre empezó a golpearla. «Me maltrataba y simplemente al otro día yo le decía usted me hizo tal cosa y me decía, no, que no se acordaba, que lo perdonara. Uno como mujer o por lo menos del trauma que yo he venido viviendo, pues simplemente yo lo perdonaba, pero las cosas fueron empeorando. Cada día peor y peor”, señaló.
“Hace 10 años, la situación cambió. Yo ya no lo quería. Yo le empecé a coger rabia por la misma forma en que me trataba. Mi hijo mayor se me fue de la casa a los 17 años precisamente por esos maltratos. Él también era maltratado. Entonces yo empecé a trabajar, yo ya empecé a conseguir mis cositas y pues, yo ya no le pedía a él plata para absolutamente nada. Yo solventaba lo que más podía en la casa. A raíz de eso, las agresiones aumentaron”, agregó. Ese 1 de febrero la situación empeoró y ella recuerda, “Él me daba mucho en la cabeza. Yo salí corriendo, pero yo me devolví porque yo dije, sí yo sigo corriendo este señor me mata”.

