STARFIELD: RAZONES PARA JUGARLO Y PERDERSE EN EL ESPACIO

El último videojuego de acción y RPG de Bethesda vuelve aún más extenso un mundo enorme, con un sinfín de tentadoras misiones secundarias en el espacio exterior.
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¿Vale la pena jugar Starfield?

Casi a las 12 horas de empezar Starfield, el último videojuego de rol (RPG) y acción de Bethesda Game Studios, me topé con una historia secundaria que era mucho más emocionante y formalmente más ingeniosa que cualquier otra parte de la trama principal hasta ese momento.

En esta, el jugador se ve obligado a trabajar de incógnito dentro de una banda despiadada, convirtiéndose en algo así como un infiltrado del gobierno que debe ganarse la confianza de sus nuevos colegas, evitando al mismo tiempo convertirse en el tipo de criminal sanguinario al que intentan derribar. Hay atracos, tiroteos, huidas arriesgadas y puntos de intriga moral por el camino. Es una de las partes más atractivas del extenso RPG de ciencia ficción y, debido al diseño del juego, podría pasar fácilmente desapercibida.

Para empezar, el jugador debe hablar por casualidad con un personaje con el que probablemente se haya cruzado muchas veces antes. Tiene que ignorar las peticiones de una trama principal que reclama su atención y las innumerables historias secundarias que surgen al caminar por las calles de las ciudades de ciencia ficción de Starfield. Es un diamante, escondido en lo más profundo, que ilustra un problema importante del diseño del juego: simplemente hay tantas cosas en él que es casi imposible saber qué vale la pena.

Toda clase de artistas, desde cineastas y novelistas hasta músicos y creadores de juegos, tienen que tomar innumerables pequeñas decisiones de edición en su trabajo. ¿Qué partes de la vida de un personaje deben representarse para contar su historia? ¿Cómo deben mezclarse varias pistas instrumentales y vocales para crear la mejor versión de una canción? ¿Qué características y argumentos deben incluirse o recortarse para mantener el ritmo y la coherencia general de un videojuego?

Starfield se presenta como si se hubieran tomado muy pocas de estas difíciles decisiones. En cierto sentido, esto no es exactamente un fallo, ya que muchos jugadores estarán más que fascinados al perderse sin rumbo en el juego por años, pero hace que sea complicado recomendarlo a aquellos usuarios menos propensos a comprometerse tanto. A lo largo de su trayectoria, en los títulos de sus series Fallout y The Elder Scrolls, los creadores de Starfield, Bethesda Game Studios, se han ganado la atención, por el enorme tamaño de los mundos que crean y por la variedad de actividades que estos contienen. La promesa del trabajo del estudio proviene del encanto de los inmensos entornos en los que el jugador, guiando a un personaje cuya moral y habilidades físicas desarrolla con el tiempo, interactúa con los acontecimientos inesperados que surgen al explorar gigantescos edificios y paisajes rurales salpicados de enemigos errantes.

Con Starfield, que está ambientado en el futuro espacial lejano del siglo XXIV, el mundo del juego se amplió hasta alcanzar proporciones cósmicas, incorporando sistemas planetarios enteros que albergan variados paisajes urbanos y naturales. Adentrarse en un lugar de este tamaño es una propuesta bastante intimidante. Tras conocer la trama y los sistemas de combate a través de un breve prólogo, el jugador crea su personaje, se sienta en la cabina de su primera nave espacial y es empujado como un pajarito, desde el nido hacia un mundo tan vasto que llega a desorientar.

Las misiones secundarias y los detalles de Starfield

Como en los anteriores trabajos de Bethesda Game Studios, hay una historia principal que seguir. Y al igual que sus entregas previas, esta es bastante aburrida y, si avanzas por ella sin desviarte mucho de su curso hacia los créditos finales, es poco probable que descubras los lugares y las aventuras más emocionantes del juego. Tampoco está garantizado que la riqueza de las misiones secundarias siga siendo consistentemente apasionante. Algunas se componen de un trabajo penosamente aburrido que requiere apenas algo más que correr de objetivo en objetivo, esperar a ver pantallas de naves que desembarcan y atracan, y volar de planeta en planeta para transportar objetos de misión de un lado a otro. Sentarse en la cabina de una nave espacial y contemplar un mapa galáctico puede dejar a los jugadores ante un dilema recurrente: caminar y volar sin rumbo, con la esperanza de encontrar una historia secundaria atractiva probando muchas opciones poco interesantes, o seguir los marcadores del mapa hasta el siguiente paso en la trama principal, mientras soportan una molesta sensación de que pierden usos más valiosos de su tiempo.

La presentación irregular de Starfield ayuda a atenuar y agrava a su vez estos problemas. Por un lado, sus personajes tienen aspecto de plastilina y permanecen inmóviles cuando hablan con el protagonista, la cámara congelada en su posición como si se preparara para tomar una foto de la licencia de conducir. Sus diálogos parecen generados por computadora. Es simplemente superficial, proporcionando información y alguna broma ocasional sin gracia, y continúa con una fría finalidad incluso después de que, por ejemplo, se haya producido un giro sorprendente de los acontecimientos, o una revelación importante de la trama.


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