Solidaridad y esperanza para la comunidad ibaguereña

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En Ibagué, el grupo de transportadores conocido como la ‘Ola Naranja’ continúa destacándose no solo por su trabajo diario en el transporte público, sino también por su compromiso con la comunidad. Este grupo ha consolidado una admirable labor social, centrada en apoyar a los trabajadores más vulnerables, especialmente a exconductores de busetas, quienes han enfrentado momentos difíciles. Su esfuerzo no solo es un acto de generosidad, sino también una muestra del valor de la solidaridad en tiempos de necesidad.  

Durante la temporada decembrina, conocida por ser una época de unión y esperanza, los transportadores han organizado campañas para recolectar recursos que beneficien a más de 200 personas tanto en Ibagué como en el departamento del Tolima. Este apoyo se traduce en ayudas económicas y donaciones que impactan directamente la calidad de vida de quienes más lo necesitan. Empresas locales se han unido a esta causa, colaborando con aportes que han sido fundamentales para el éxito de la iniciativa, algo que el grupo agradece profundamente.  

Más de 200 personas han recibido beneficios por parte de los conductores.

La noble labor de la ‘Ola Naranja’ no sería posible sin el liderazgo y la dedicación de personas como Yesid Ríos, Víctor Manuel Lache y Luis Felipe Campos. Estos hombres no solo se encargan de coordinar las actividades, sino que también inspiran a otros miembros del gremio a sumarse al proyecto. Su ejemplo demuestra que, con voluntad y esfuerzo colectivo, se pueden generar cambios significativos en la vida de muchas familias que enfrentan adversidades.  

Además de brindar apoyo material, los transportadores han trabajado para generar conciencia en la comunidad sobre la importancia de la solidaridad. Mediante eventos y actividades, invitan a otros sectores de la sociedad a ser parte de este movimiento, demostrando que el trabajo en equipo puede multiplicar los resultados. Para ellos, su labor no es solo una obligación moral, sino una oportunidad para retribuir a una ciudad que les ha dado tanto a lo largo de los años.  

La «Ola Naranja» también se ha convertido en un símbolo de esperanza para quienes han perdido el rumbo por las dificultades de la vida. Su compromiso no solo llena vacíos materiales, sino que también lleva un mensaje de apoyo y cercanía, recordándoles a las personas que no están solas. Este gesto ha sido particularmente significativo en una época como diciembre, donde los sentimientos de unión y comunidad toman mayor relevancia. 


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