Soledad: entre raíces y flores

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Aprender de nuestros padres, ellos siempre van primero

Su sonrisa de niña es lo más particular de Soledad, su humildad y sencillez el sinónimo de hogar, para ella esté, no son las cuatro paredes que la resguarda de la lluvia o de las altas temperaturas del corregimiento de Payandé, pues su verdadero hogar son sus tierras fértiles “Aquí se siembra de todo; desde la auyama hasta el tabaco”. Es su inocencia que brota de su cuerpo, una bella forma de saber que se ha convertido en su guía frente a sus nietos sobre esta hermosa labor. Ahora es ella la encargada de profesar sus tierras, así como lo hicieron sus ancestros cuando ella era solo una pequeña de 5 años. Tierras que no son tomadas desde un valor comercial; sino como algo representativo.

Historia

Para Soledad el campo es mucho más que un sustento, es toda una generación que ha trabajado estas tierras. Toda una descendencia, que como ella se ha nutrido de conocimiento por sus ancestros. Dado que, en ellos hay sabiduría frente a todos estos procesos de cultivo. Un suelo firme que lo conocen como la palma de su mano; pasan los años y sus arbustos siguen floreciendo, flores que empiezan a caer como símbolo de que una cosecha se aproxima. Sus ventanas fabricadas de madera y sus techos, hilan la construcción de hogar, sus hamacas tiñen los matices de la alegría que se siente al entrar, sus verdes árboles, con sus rosas penetrantes irradia el afecto, que lindo como de sus tierras sale el maíz, cachaco, auyama y de lejos se ven sus arbustos frondosos llenos de limones. 

Al entrar allí, está siempre presente la sabiduría territorial, traducida en la autonomía y soberanía, es la formación de un tejido social el cual se ha ido cultivando por muchos años. A su lado siempre la acompañan sus cuatro perros que son quienes la cuidan y entre ellos está Facundo, quien es el encargado de vigilar sus cosechas como el mejor lo sabe hacer, uno que otro ladrido como ella dice, hace que las gallinas no se les coma su producción. “Bienvenidos a la casa de Lupita”

Ancestros

Espacios que han sido ocupados por las familias campesinas, tierras que han estado de generación en generación los ha llevado a conservar la agricultura tradicional campesina, una acción que ha generado diálogos de conocimientos permitiendo así que estas se transformen y reaparezca las prácticas ancestrales tanto de soberanía como de defensa territorial. Y es que mantener todas estas tradiciones es conservar la memoria de nuestros abuelos -Soledad-  Todo lo que tengo es el esfuerzo de mis papás, ahora estoy yo sembrando esos saberes. Su sentido de saber frente a los cultivos cada vez se vuelve más simbólico, pero son sus manos quienes perfeccionan esta costumbre. Son sus manos la admiración, de los sacrificios.


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