SOBREVIVIÓ A UNA EMBOSCADA

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Este 7 de agosto, fecha en que se conmemora el sacrificio de los soldados por la soberanía nacional, cobra especial significado la historia del sargento segundo Oriol Mendivelso Chaparro, un militar boyacense que, con más de dos décadas en las filas del Ejército Nacional, sobrevivió a una emboscada mientras defendía a la población huilense de grupos armados ilegales.

Oriol, oriundo de Socotá, Boyacá, hacía parte del Batallón de Alta Montaña N.° 9 de la Novena Brigada. El 29 de septiembre de 2024 lideraba una operación clave en zona rural de Algeciras, Huila, con el objetivo de frustrar una millonaria extorsión orquestada por una estructura residual armada contra comerciantes de Neiva, Campoalegre y Algeciras.

Ataque

La operación fue ejecutada por tropas de las compañías Atenas 11 y 12, que se desplegaron en la vereda El Paraíso para impedir que las víctimas acudieran a una cita impuesta por los criminales. Sin embargo, la respuesta de los delincuentes fue inmediata: una carga explosiva fue activada contra la unidad en movimiento.

En cuestión de segundos, otra detonación sacudió el terreno y estalló el fuego cruzado. El soldado José Caldera, quien conducía la motocicleta, cayó al suelo. Mendivelso también fue herido. “No creí que saldríamos vivos. Todo pasó muy rápido”, recuerda. Aun herido y bajo fuego, logró reorganizar a su equipo y contener el avance enemigo.

Refugio

Oriol recibió dos impactos de bala y perdió gran parte de la masa muscular de su pierna izquierda. Sin embargo, en medio del dolor, su prioridad fue mantener con vida a sus compañeros. Fue su tropa la que le prestó los primeros auxilios y coordinó su evacuación.

Su recuperación incluyó un largo tratamiento en el Hospital Militar en Bogotá y luego en la Compañía Héroes de Paramillo, en Medellín. Durante todo el proceso, la motivación fue clara: volver a abrazar a sus tres hijos y a su esposa, a quienes no veía desde hacía medio año.

Ejemplo

Aunque sigue en rehabilitación, su voluntad permanece firme. Las cicatrices físicas no han mermado su espíritu. “Lo que hicimos impidió que el crimen ganara terreno. Protegimos vidas y frenamos una amenaza real contra muchas familias”, afirma con convicción.

Hoy, el sargento Mendivelso representa el compromiso silencioso de los hombres que, en cada rincón del país, luchan por preservar la vida, la paz y el futuro de millones de colombianos.


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