Sismos devastadores en Afganistán dejan más de 2.200 muertos y crisis humanitaria prolongada

Más de 2.200 muertos y cientos de miles de personas sin hogar tras terremotos que sacudieron el este de Afganistán. La ONU solicita ayuda urgente para evitar que la catástrofe se convierta en crisis intergeneracional.
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Una serie de terremotos en el este de Afganistán han destruido comunidades rurales, devastado viviendas y generado más de medio millón de personas afectadas. La ayuda internacional aún no ha respondido en la magnitud necesaria, mientras las condiciones empeoran con la llegada del invierno.

Afganistán, septiembre de 2025.
Una serie de devastadores terremotos, que comenzaron el 31 de agosto en las provincias orientales de Kunar y Nangarhar, ha dejado un saldo devastador: más de 2.200 personas fallecidas, miles de heridos, y al menos medio millón de personas afectadas. Las sacudidas destruyeron hogares, corrales con animales de crianza, infraestructuras agrícolas y sistemas de riego, elementos fundamentales para la subsistencia de comunidades rurales.

El terremoto, de magnitud 6.0, fue acompañado por réplicas y se produjo en una zona con poca densidad de construcción adecuada para resistir sismos, lo que aumentó el nivel de destrucción física.


Impactos inmediatos

  • Más de 7.000 hogares destruidos.
  • Pérdidas multimillonarias en ganado y reservas de alimentos, vitales para la seguridad alimentaria local.
  • Familias desplazadas viviendo en refugios improvisados o al aire libre, enfrentando ya temperaturas bajas que agravan los riesgos de salud.

Respuesta y obstáculos humanitarios

La ONU, a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ha solicitado US$ 16,8 millones para asistir a las comunidades afectadas. Hasta ahora, la ayuda ha sido limitada debido a carreteras bloqueadas, daños en la infraestructura, inseguridad en algunas zonas y restricciones de acceso impuestas por los controles territoriales.

El invierno que se avecina en la región del Himalaya y el Hindu Kush presenta una amenaza adicional: las bajas temperaturas, las precipitaciones de nieve y el viento podrían incrementar muertes por hipotermia, enfermedades respiratorias y retrasos en la llegada de ayuda.


El desastre sísmico en Afganistán no es solo una catástrofe inmediata, sino un golpe de largo plazo que amenaza con sembrar una crisis intergeneracional. La pérdida de infraestructura básica y medios de vida —viviendas, cultivos, ganado— significa que la recuperación requerirá no solo reconstruir, sino repensar la resiliencia económica y social de las comunidades rurales. Sin una movilización internacional urgente y coordinada, el daño y la vulnerabilidad crecerán con la llegada del frío.


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