Cuando hablamos de enfermedades mentales, es habitual que exista cierta confusión: no es lo mismo pasar una temporada triste, de bajón, o desanimado que padecer una depresión; no es lo mismo tener cambios de humor esporádicos que padecer un trastorno de bipolaridad; no es lo mismo comer un día más de lo conveniente que padecer un trastorno alimenticio.
Lo mismo ocurre con la ansiedad. Sentir nervios y ansiedad de vez en cuando es algo normal. Puede pasarnos antes de un examen, si tenemos un encargo importante en el trabajo o ante problemas personales que nos preocupen especialmente. Eso no es lo mismo que padecer un trastorno de ansiedad.
Las personas afectadas por este problema puede llegar a sentirse incapacitadas para llevar una vida normal debido a los sentimientos de angustia y estrés que les producen situaciones que para otros son completamente normales y manejables. Aunque es una enfermedad que hace sufrir mucho a quienes la padecen, habitualmente con terapia y si es necesario con la ayuda de algunos medicamentos, esas personas pueden conseguir llevar una vida normal y retomar el control de sus emociones.
Qué es la ansiedad y sus distintos tipos
La ansiedad es una enfermedad mental que causa a quien la padece un miedo irracional a situaciones cotidianas que no tienen objetivamente nada de amenazantes. En un trastorno de ansiedad, si no se le pone remedio, esos miedos no desaparecen sino que normalmente aumentan con el tiempo, llegando a afectar a su capacidad para llevar una vida normal.
Existen distintos tipos de ansiedad. Algunas características son comunes a todos ellos mientras que otros son específicos de alguno en concreto.
- Trastorno de pánico. Ataques de terror que aparecen de pronto y pueden causar sudoración, palpitaciones y dolor en el pecho, haciéndote pensar que estás a punto de sufrir un infarto.
- Trastorno de ansiedad social. También llamado fobia social, supone una preocupación y nerviosismo exacerbados provocados por situaciones sociales cotidianas, por miedo a ser juzgado por los demás, quedar en ridículo o avergonzado.
- Fobias específicas. Miedo irracional a cosas concretas, como las alturas, los espacios cerrados, algunos animales…
- Trastorno de ansiedad generalizada. Sentimientos de terror provocados por motivos inexistentes o poco realistas.




