Si hay un género que no deja de crecer en televisión en los últimos años es el de las telenovelas turcas. Se han convertido en adictivas para millones de personas que las buscan cada tarde en la parrilla de programación pero también hay formas de verlas online y de engancharte a las mejores series turcas desde tu móvil, tu PC, tu tablet. Son uno de los grandes éxitos de televisión de los últimos tiempos y tienen todos los ingredientes para convertirse en adictivas: problemas familiares, amor, drama, traición, amores imposibles, amantes, venganzas, justicia… Las series turcas se han convertido en un fenómeno absoluto. No están concebidas como telenovelas aunque la mayoría de temas nos recordarán a ellas. Amor, drama, traición y venganza pero también predominan historias muy personales, problemas reales y posibles, que logran conectar con el público de forma directa y que lo hacen con personajes que ya se han convertido en grandes estrellas mundiales. Series muy cuidadas, con una gran calidad y un boom que nos aleja del típico culebrón para traernos savia nueva con historias menos repetidas y menos vistas que las habituales.
Es obvio que hay series extraordinarias; y es obvio también que muchas de ellas, como antes en los 50 o los 80, se concentran en una especie de época dorada, de momentum. La proliferación de plataformas digitales de contenido, dispuestas a batallar con los servicios por cable, está dando lugar a un exceso que deviene en hábitos bulímicos de consumo. No solo es algo que nos reporta placer; es algo que además nos da cierto estatus. Permite simular una suerte de erudición portátil que rellena cháchara de ascensor, oficina o barra de bar, ya que todos estamos viendo series y, a menudo, todos estamos viendo las mismas series.
Yo soy Betty, la fea se convirtió en un fenómeno mundial y los suscriptores de Netflix se reencontraron con la novela en la plataforma de steaming durante la pandemia de coronavirus. Desde ese entonces, se crearon páginas en Facebook con memes e incluso un grupo llamado «Grupo donde fingimos trabajar en Ecomoda», este último es el nombre de la empresa donde sucede gran parte de la ficción.
La novela colombiana hasta el momento tiene 28 adaptaciones, una de ellas en Betty en Nueva York que se puede mirar por Netflix también. Además, la creación de Gaitán fue doblada a 25 idiomas.
Por eso al llegar a casa hechos polvo seguimos las recomendaciones de nuestra plataforma de streaming. Con la fe de encontrar un nuevo dinamo emocional, buscamos desconectar no ya durante dos horas, sino durante dos temporadas. O cuatro. O seis. Igual que los yonquis, nos mentimos a nosotros mismos cuando vemos lo que esta nueva adicción toma el control de nuestras vidas. “Bueno, al menos es cultura”, nos decimos, cuando con triste frecuencia lo que activamos en nuestras televisiones es un salvapantallas inteligente que reproduce los mismos tópicos argumentales que ya nos habían enganchado una vez. (Esto explicaría el éxito metadonico de Ozark entre los huérfanos de Breaking Bad).

