Su gestión estuvo marcada por la desconexión con las necesidades del campo, dejando a los campesinos sin respuestas efectivas ante la crisis que enfrentaron.
El presidente de la Agencia de Desarrollo Rural (ADR) César Pachón, asumió el desafío de liderar procesos de asociatividad en la Región Andina, pero su gestión ha sido objeto de fuertes críticas. Agricultores afectados por la crisis económica lo acusan de desconexión y falta de compromiso, especialmente tras el paro campesino que puso en evidencia las profundas dificultades del sector. Su distancia durante este momento crítico generó desconfianza entre los productores, quienes esperaban una defensa activa de sus derechos.
El paro de cebolleros en Boyacá reflejó las consecuencias de la competencia desleal en el mercado agrícola. La importación de cebolla desde Ecuador y Perú inundó el mercado colombiano con precios significativamente más bajos, mientras el contrabando agravaba aún más la situación. Los agricultores locales, obligados a vender a pérdidas debido a los elevados costos de producción, denunciaron la falta de medidas gubernamentales eficaces para proteger su economía y garantizar su sostenibilidad.
En respuesta a estas problemáticas, la Gobernación de Boyacá impulsó la reforma agraria como una herramienta clave para transformar el sector agrícola. Esta iniciativa, articulada a través de programas como Boyacá Siembra, busca fortalecer la producción agroecológica y mejorar la competitividad de cultivos prioritarios como cebolla, arveja, maíz y café. Mediante la entrega de insumos orgánicos, capacitación técnica y recursos, el proyecto pretende mejorar las condiciones de vida de los pequeños y medianos agricultores, brindándoles herramientas para enfrentar los desafíos del mercado.
Sin embargo, la implementación de esta reforma enfrenta dificultades, pues requiere un liderazgo comprometido y acciones coordinadas entre los distintos actores. Aunque Pachón tiene el mandato de apoyar estas iniciativas, muchos consideran que su gestión ha carecido de la contundencia necesaria para impulsar cambios estructurales en beneficio del campo. La desconexión entre las políticas nacionales y las necesidades del sector agrícola en Boyacá subraya la importancia de garantizar que las reformas propuestas se traduzcan en resultados concretos. Sin un liderazgo claro y efectivo, las esperanzas depositadas en programas como Boyacá Siembra y la reforma agraria corren el riesgo de quedar como promesas incumplidas, dejando a los campesinos en una situación cada vez más precaria.
Además de las problemáticas ya mencionadas, los campesinos de Boyacá enfrentan retos como el acceso limitado a mercados justos y la falta de infraestructura adecuada para la comercialización de sus productos. La ausencia de una política nacional robusta que priorice la protección de los productores locales frente a la competencia internacional ha profundizado su vulnerabilidad. En este contexto, la articulación entre las políticas de la ADR y las iniciativas regionales, como la reforma agraria liderada por la Gobernación de Boyacá, resulta fundamental. Sin esta coordinación, los esfuerzos aislados no lograrán generar el impacto necesario para transformar el sector agrícola y garantizar la sostenibilidad de las comunidades rurales.



