Los habitantes de la comuna 8 de Neiva amanecieron con un nuevo anuncio de suspensión del servicio de acueducto. Las Ceibas Empresas Públicas, en cabeza de Andrés Charry, informó que se interrumpirá el suministro en los barrios Versalles, Rafael Azuero, Simón Bolívar, La Paz y Cristalinas, desde las 7:00 a.m. y hasta la finalización de los trabajos.
La medida, que responde a la ejecución de obras de enmalles dentro del contrato de optimización del acueducto, pretende garantizar mejoras técnicas. Sin embargo, la comunidad cuestiona la forma en que se comunica y ejecuta la intervención: con avisos de última hora, sin planes de contingencia claros y con la incertidumbre sobre el tiempo real que tomará la suspensión.
Promesas de optimización
Si bien Andrés Charry ha insistido en que estas obras son necesarias para fortalecer la infraestructura de acueducto, la constante en la ciudad es otra: frecuentes cortes, largos periodos de espera y vecinos que deben resolver por sus propios medios el acceso al agua. La promesa de una red optimizada suena atractiva, pero en la práctica las familias siguen padeciendo lo mismo de siempre: improvisación y falta de garantías.
Falta de alternativas
La molestia ciudadana radica no solo en la suspensión, sino en la ausencia de soluciones temporales. No se mencionan carrotanques, puntos de abastecimiento ni coordinación con los líderes barriales. Para quienes trabajan desde casa, madres cabeza de hogar o adultos mayores, pasar un día completo sin agua significa un retroceso en calidad de vida y una carga innecesaria.
Vecinos de Versalles y Simón Bolívar señalan que la administración de Las Ceibas debería prever estas situaciones con mayor responsabilidad. “Sabemos que los trabajos son importantes, pero el agua es un derecho básico. No nos pueden dejar a la deriva cada vez que deciden intervenir”, reclamó una residente.
El reto
Andrés Charry enfrenta un escenario complejo: demostrar que su gestión en Las Ceibas va más allá de los comunicados formales y que la planeación de obras realmente considera al usuario. Los neivanos no rechazan las intervenciones, lo que reclaman es organización, previsión y respeto.
Cada corte de agua no planificado o sin respaldo en alternativas termina golpeando la confianza en la entidad. Hoy, la percepción es clara: Las Ceibas promete optimización, pero entrega suspensiones y excusas. Si la empresa no logra equilibrar la balanza entre obras y servicio, la imagen de Charry quedará marcada por la desconexión entre lo que se anuncia y lo que vive el ciudadano.
Los habitantes de la comuna 8 de Neiva amanecieron con un nuevo anuncio de suspensión del servicio de acueducto. Las Ceibas Empresas Públicas, en cabeza de Andrés Charry, informó que mañana miércoles 17 de septiembre se interrumpirá el suministro en los barrios Versalles, Rafael Azuero, Simón Bolívar, La Paz y Cristalinas, desde las 7:00 a.m. y hasta la finalización de los trabajos.
La medida, que responde a la ejecución de obras de enmalles dentro del contrato de optimización del acueducto, pretende garantizar mejoras técnicas. Sin embargo, la comunidad cuestiona la forma en que se comunica y ejecuta la intervención: con avisos de última hora, sin planes de contingencia claros y con la incertidumbre sobre el tiempo real que tomará la suspensión.
Promesas de optimización
Si bien Andrés Charry ha insistido en que estas obras son necesarias para fortalecer la infraestructura de acueducto, la constante en la ciudad es otra: frecuentes cortes, largos periodos de espera y vecinos que deben resolver por sus propios medios el acceso al agua. La promesa de una red optimizada suena atractiva, pero en la práctica las familias siguen padeciendo lo mismo de siempre: improvisación y falta de garantías.
Falta de alternativas
La molestia ciudadana radica no solo en la suspensión, sino en la ausencia de soluciones temporales. No se mencionan carrotanques, puntos de abastecimiento ni coordinación con los líderes barriales. Para quienes trabajan desde casa, madres cabeza de hogar o adultos mayores, pasar un día completo sin agua significa un retroceso en calidad de vida y una carga innecesaria.
Vecinos de Versalles y Simón Bolívar señalan que la administración de Las Ceibas debería prever estas situaciones con mayor responsabilidad. “Sabemos que los trabajos son importantes, pero el agua es un derecho básico. No nos pueden dejar a la deriva cada vez que deciden intervenir”, reclamó una residente.
El reto
Andrés Charry enfrenta un escenario complejo: demostrar que su gestión en Las Ceibas va más allá de los comunicados formales y que la planeación de obras realmente considera al usuario. Los neivanos no rechazan las intervenciones, lo que reclaman es organización, previsión y respeto.
Cada corte de agua no planificado o sin respaldo en alternativas termina golpeando la confianza en la entidad. Hoy, la percepción es clara: Las Ceibas promete optimización, pero entrega suspensiones y excusas. Si la empresa no logra equilibrar la balanza entre obras y servicio, la imagen de Charry quedará marcada por la desconexión entre lo que se anuncia y lo que vive el ciudadano.
