Secuestro en Corinto

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Hernán Peñaranda, conocido como “El Mocho”, fue privado de su libertad en medio de la crisis de seguridad.

El hecho ocurrió un día después del secuestro de Samuel Londoño Escobar en Miranda.

El departamento del Cauca vuelve a estremecerse por un nuevo hecho de violencia que mantiene en zozobra a la población. La víctima fue identificada como Hernán Peñaranda, conocido cariñosamente en la región como “El Mocho”, quien, de acuerdo con versiones preliminares, fue secuestrado en la zona rural del municipio de Corinto.

La noticia se difundió rápidamente en Padilla, donde era ampliamente conocido. Allí, líderes comunitarios y habitantes realizaron un llamado enérgico para exigir su liberación inmediata, destacando que se trataba de un hombre trabajador, solidario y respetado. “No podemos permitir que sigan arrebatándonos a nuestra gente”, expresaron en medio de la indignación y la preocupación colectiva.

Este secuestro ocurre en un contexto de creciente violencia que golpea con fuerza al norte del Cauca. Apenas un día antes, en el municipio de Miranda, se conoció el rapto de Samuel Londoño Escobar, un joven de 17 años, hijo del exalcalde de esa localidad y actual gerente de la Industria Licorera del Cauca, Samuel Londoño. La seguidilla de hechos en tan corto tiempo ha encendido las alarmas de la comunidad, que percibe un recrudecimiento de la práctica del secuestro, pese a los esfuerzos institucionales por contener la violencia.

Hasta el momento, las autoridades no han emitido un pronunciamiento oficial sobre el caso de Peñaranda ni sobre las acciones adelantadas para dar con su paradero. El silencio oficial contrasta con la presión de la comunidad, que insiste en que la movilización social es clave para evitar que estos hechos queden en la impunidad y para reclamar la libertad de las víctimas.

En el norte del Cauca, la sensación de inseguridad se ha vuelto parte de la vida cotidiana. Los pobladores denuncian que la libertad y la tranquilidad se ven cada día más limitadas, y que el miedo a nuevos secuestros se extiende como una sombra que paraliza las dinámicas sociales y económicas.

Familiares y allegados de Hernán Peñaranda han pedido respeto por su vida y claman porque regrese sano y salvo. El mismo clamor se repite en el caso del joven Samuel Londoño, cuyo rapto ha despertado gran sensibilidad en Miranda y en todo el departamento.

Con el paso de las horas, crece la incertidumbre en la región, donde la comunidad espera que la voz colectiva logre abrir caminos hacia la libertad de los secuestrados.

Pie de página: Hernán Peñaranda, víctima.


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