SE SUICIDÓ EN UNA IGLESIA

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Zacarías Sosa se arrodilló y sacó un revólver calibre 38 con el que se disparó en la frente.

Un estremecedor hecho sacudió la tranquilidad de los habitantes del municipio en la mañana de este jueves 8 de mayo. Un hombre identificado como Zacarías Sosa Ramírez, de 61 años, se quitó la vida frente al altar mayor de la Catedral Nuestra Señora del Carmen, en pleno centro del municipio. El hecho, que ocurrió minutos antes del inicio de la misa matutina, generó conmoción en la comunidad religiosa y en las autoridades locales.

Historia

Según testigos, el hombre ingresó al templo hacia las 6:45 a. m. Se arrodilló en completo silencio ante el altar principal y, sin emitir palabra alguna, sacó un revólver calibre 38 con el que se propinó un disparo en la frente. En un principio, algunos de los feligreses que ya se encontraban en el lugar creyeron que el ruido había sido causado por la caída de algún objeto de construcción, ya que el templo está en remodelación. Sin embargo, la trágica escena quedó al descubierto cuando se acercaron al altar y encontraron el cuerpo sin vida del hombre tendido sobre el suelo.

Indocumentado

Tras el impacto del suceso, al lugar acudieron unidades de la Policía y personal médico para hacer el levantamiento del cuerpo y adelantar las diligencias correspondientes. La alcaldesa del municipio, Beatriz Valencia, confirmó que en un inicio no fue posible identificar a la víctima, ya que no portaba ningún documento de identidad. Fue solo después de varias horas que se logró establecer que se trataba de Zacarías Sosa Ramírez, un hombre oriundo de Bogotá que vivía desde hacía aproximadamente año y medio en el Líbano, donde se dedicaba a la venta informal de lotería.

«Estamos esperando el reporte actualizado de la comandante de Policía del municipio, pero es un hecho que nos ha llenado de dolor. No se han reportado familiares aún», señaló la mandataria, visiblemente afectada por lo ocurrido.

El cuerpo fue trasladado al hospital regional Alfonso Jaramillo Salazar, donde se realizaron los procedimientos de rigor. Mientras tanto, en la comunidad se respira un ambiente de desconcierto y dolor. Muchas personas que lo conocían aseguran que Zacarías era un hombre tranquilo, solitario y trabajador. Nadie imaginaba que atravesaba por una situación emocional tan crítica.

Este trágico episodio ha vuelto a poner sobre la mesa la urgencia de abordar con mayor profundidad los temas relacionados con la salud mental, especialmente en poblaciones vulnerables o en personas en situación de soledad o desarraigo. Las autoridades reiteraron el llamado a la comunidad para estar atentos a señales de alerta en su entorno cercano, promover el diálogo y acudir a las líneas de atención dispuestas para la prevención del suicidio.

En el caso del Líbano, se están buscando mecanismos para brindar contención emocional a quienes presenciaron el hecho, incluyendo al personal de la iglesia, feligreses y comerciantes del sector. La parroquia Nuestra Señora del Carmen anunció que ofrecerá una eucaristía especial en memoria de Zacarías Sosa y como espacio de reflexión colectiva.


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