Lejos de ser motivo de orgullo, las recientes Fiestas del Sol y del Acero en Sogamoso dejaron un preocupante saldo en materia de seguridad. A pesar de los anuncios del alcalde Mauricio Barón sobre la implementación de gestores de paz y otras estrategias, la ciudadanía vivió una realidad muy distinta.
Durante las celebraciones, un sogamoseño fue asesinado a puñaladas, varios más resultaron heridos y se registraron robos, riñas y maltrato animal. La situación evidenció la incapacidad de las autoridades para controlar el orden público, mientras los delincuentes actuaron con libertad, aprovechando las debilidades del sistema de seguridad local.
La administración priorizó el espectáculo por encima de la prevención. La presencia de conductores en estado de embriaguez fue alarmante, y los gestores de convivencia demostraron ser ineficaces. Además, el secretario de Seguridad y Convivencia, Alexander Merchán Cely, no se pronunció públicamente frente a los hechos.
El silencio del alcalde Mauricio Barón ante el homicidio ocurrido en plena fiesta ha generado profundo malestar social.
Mientras una familia enfrenta el dolor por la pérdida de un ser querido, la administración permanece en silencio. Esta omisión se suma al escándalo por más de 38 mil millones de pesos en contratos municipales, una polémica que el mandatario aún no logra explicar con claridad.
En definitiva, en Sogamoso, el brillo de las fiestas no logró ocultar la crisis institucional, el deterioro de la seguridad ciudadana y la falta de liderazgo. Lo que debía ser un espacio de orgullo cultural terminó revelando el vacío en la gestión pública y el descontento ciudadano.
