El exgobernador del Cauca, Elías Larrahondo Carabalí, se encuentra nuevamente en el centro de la controversia tras difundir un video en el que invita abiertamente a sus seguidores a votar por candidatos de otro partido durante una contienda interna. El hecho, que podría configurar una presunta doble militancia política, ha generado fuertes críticas por la falta de coherencia y respeto a la ley electoral.
En la grabación, Larrahondo afirma sin reparos: “He pedido que por única vez hagamos un acto de infidelidad política… vamos a un partido distinto al nuestro”, refiriéndose a su apoyo a Yessid, candidato a la Cámara, y a Ferney Silva, aspirante al Senado. Aunque intentó justificar su llamado como un gesto de unidad entre sectores étnicos, sus palabras desataron un debate que trasciende lo simbólico y se adentra en lo legal.
Una confesión con implicaciones legales
De acuerdo con la Ley 1475 de 2011, ningún miembro de un partido político puede participar en campañas o consultas de otras colectividades, salvo si existe una alianza formalmente autorizada. El pronunciamiento del exgobernador, por tanto, no solo podría considerarse un error político, sino una violación sancionable por doble militancia.
Más allá del debate jurídico, lo que más preocupa a sectores ciudadanos es la incoherencia moral del exmandatario. Durante su administración, Larrahondo fue señalado de promover divisiones étnicas y marginar a Popayán en materia de inversión pública, alimentando tensiones entre comunidades afrodescendientes, indígenas y mestizas. Hoy, mientras se presenta como un vocero de la unidad, sus actos parecen contradecir su propio discurso.
Promesas incumplidas
En la capital caucana, las reacciones no se hicieron esperar. Para muchos payaneses, este nuevo episodio confirma la desconexión entre algunos líderes políticos y la ciudadanía. Popayán, que sigue enfrentando los desafíos del desplazamiento, la pobreza y el abandono estatal, necesita dirigentes que respeten la ley y cumplan sus compromisos, no figuras que utilicen el discurso de la reconciliación para justificar alianzas oportunistas.




