Jacinto, como le decían sus amigos, fue uno de los personajes más importantes en el municipio de Villa de Leyva pues en su lente vio pasar generaciones a través de la historia fotográfica de esta población, bautizos, comuniones, bodas, grados, campañas y reportería gráfica para algunos medios de comunicación.
Franco era un hombre alegre y coloquial que hacía reír con su forma de ser, fue parte de los grandes sucesos y aconteceres de numerosas familias Villaleyvanas.
Su pasión por la fotografía la despertó desde adolescente, estudiando de manera empírica y gracias a la práctica ejercida al lado de su primo Mario Ruiz Pinzón (fotógrafo profesional) en la ciudad de Bogotá.
“Un verdadero fotógrafo que vivía sacando sonrisas, disfrutaba especialmente capturando momentos de los estudiantes de los colegios y escuelas. Pero también presenciaba los desfiles majestuosos que se realizaban a lo largo de la Villa” dicen sus conocidos.
Siempre estaba con el ojo puesto en el lente cuando se celebraban matrimonios, era infantable él y su cámara fotográfica en las fiestas tradicionales del pueblo y en los eventos sociales. Todos los Leyvanos hacemos parte de esa numerosa e interesante galería.
En 1975 hubo un descubrimiento histórico y único en el mundo; el hallazgo del Kronosaurio (reptil marino) y este hecho quedó registrado gracias a su lente; Jacinto custodia los negativos originales y los «retratos» de este momento.
Allegados indicaron que nunca olvidarán una maratónica jornada a final de año escolar donde debía tomar fotos el día más esperado por todos, el día «de los grados». En un solo día gastaba 40 rollos de 36 fotos, donde después de esta gran jornada llegaba a su cuarto oscuro a revelar de manera manual y con químicos más de 1.400 fotografías.
El singular fotógrafo son su imborrable sonrisa y siempre acompañado de su cámara alemana marca Leica Ref:135, que en el mercado actualmente tiene un valor mayor a los 18 millones de pesos es recordado por tener el rostro fijado en el papel fotográfico de grandes personalidades nacionales, pero sobre todo el recuerdo impreso de muchos amigos y familiares.
Cuando salía de su casa no dejaba por nada su valiosa cámara y menos su fiel medio de transporte la moto Suzuki 100 de color Rojo. Siempre enamorado de Villa de Leyva, disfrutando a su familia y esperando el momento de abrir una gran galería.
El gremio de la fotografía mostró la tristeza por el fallecimiento.



