La tan esperada llegada del técnico español Jonathan Risueño al banquillo del Deportivo Pasto para la temporada 2026 se ha visto envuelta en un giro inesperado que ha complicado su confirmación. Según fuentes cercanas a la negociación, el acuerdo estaba muy cerca de concretarse, pero en las últimas horas surgieron obstáculos que han puesto en duda su fichaje. El principal responsable de estas complicaciones parece ser Fernando Salazar, presidente de Águilas Doradas, quien está haciendo todo lo posible para evitar que Risueño deje su cargo en el equipo antioqueño y se mude a Nariño.
Salazar no solo ha optado por mantener conversaciones directas con el técnico español para renovar su contrato, sino que también ha propuesto mejoras económicas que van más allá de lo inicialmente pactado. La oferta de Águilas Doradas parece ser más atractiva de lo que Risueño había anticipado, tanto en lo financiero como en el proyecto deportivo que el club está armando para el 2026. Aparentemente, el presidente de Águilas ha prometido reforzar el plantel con jugadores de renombre y ampliar los recursos destinados a la infraestructura del equipo, con la esperanza de convencer al técnico de que el proyecto en su actual club tiene mucho potencial.
Por otro lado, el Deportivo Pasto, que había puesto todas sus esperanzas en el arribo de Risueño, ha comenzado a considerar otras opciones. El presidente del club nariñense, Óscar Casabón, ha mantenido varias reuniones con su equipo de trabajo, buscando alternativas que puedan cubrir la vacante si finalmente no se concreta el fichaje del estratega español. Según algunas fuentes, Casabón no está dispuesto a esperar mucho más tiempo y ha comenzado a explorar otras posibilidades, con un par de nombres en la carpeta que podrían reemplazar a Risueño.
Entre las opciones que manejan en Pasto destacan dos entrenadores: uno colombiano y uno venezolano. El colombiano en cuestión es un técnico con experiencia en el fútbol local, que ha dirigido a varios clubes de la Primera División, y cuya filosofía de juego encaja con las necesidades de la institución nariñense. Por otro lado, el DT venezolano es una opción más arriesgada, pero igualmente atractiva, debido a su trabajo reciente en clubes de América Latina, donde ha demostrado un estilo de juego ofensivo y una capacidad para sacar lo mejor de jugadores jóvenes.
A pesar de la competencia, la opción Risueño sigue siendo la preferida para el Deportivo Pasto, ya que el entrenador español tiene la experiencia necesaria en el fútbol internacional y un historial exitoso en Europa que ha cautivado a la directiva del club. Su capacidad para gestionar equipos con recursos limitados y su enfoque en el trabajo táctico son dos de las razones por las que el equipo de Nariño lo ve como el candidato ideal para llevar a Pasto a nuevas alturas en la liga colombiana.
No obstante, la presión para el presidente Casabón es cada vez mayor. Si no logra convencer a Risueño en los próximos días, el Deportivo Pasto podría verse obligado a tomar una decisión rápida y concreta, eligiendo entre los entrenadores colombianos y venezolanos que se encuentran sobre la mesa. La situación se ha vuelto aún más tensa, ya que la pretemporada para el 2026 está a la vuelta de la esquina, y el club necesita contar con un estratega definido para planificar su equipo y los refuerzos necesarios.
Por ahora, la incertidumbre reina en el Deportivo Pasto, y aunque la opción de Jonathan Risueño sigue siendo la más atractiva, las alternativas están siendo consideradas con seriedad. La próxima semana podría ser crucial para definir el futuro inmediato del club nariñense, ya que Casabón y su equipo de trabajo están decididos a asegurar que el proyecto deportivo para 2026 comience con el pie derecho, sin importar las complicaciones en la negociación con el técnico español. Lo que parece claro es que, en el fútbol colombiano, las negociaciones nunca son sencillas, y el Deportivo Pasto se encuentra en medio de un juego de ajedrez que podría cambiar en cualquier momento.



