No cabe duda que los niveles de inseguridad y de violencia que azotan a Santander de Quilichao, norte del departamento del Cauca han alcanzado niveles inimaginables. El clima de violencia que ha implantado la delincuencia en todas sus formas o modalidades, tiene indignados a sus habitantes. Al igual, se han mostrado preocupados por la total ineficacia de las medidas que ha tomado la administración municipal en cabeza de la señora Lucy Amparo Guzmán y todo su equipo de trabajo. Crímenes, ataques armados a la Fuerza Pública y población civil, extorsiones, ajustes de cuentas, narcotráfico y desaparición de personas de manera forzada se han convertido en el ‘pan de cada día’.
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Otra de los problemas que enfrenta a diario Santander de Quilichao es la venta y consumo de todo tipo de drogas. El microtráfico es una problemática social que va de mano con la pobreza, el desempleo; la falta de oportunidades lleva a jóvenes a involucrarse a el mundo de las drogas. Entre las posibles soluciones están incrementar la seguridad en las diferentes zonas de la ciudad. Judicializar de manera estricta a las bandas dedicadas a su distribución. Cabe explicar que, en los barrios periféricos y populares, los menores de edad son reclutados por redes criminales para que alerten sobre la presencia de la fuerza pública, empaquen droga y hagan parte de la comercialización de sustancias psicoactivas.
El secuestro en Santander de Quilichao ha sido un fenómeno de proporciones gigantescas. Es un delito y una infracción al derecho internacional humanitario que aún no se logra superar porque atenta contra la libertad, la dignidad y la integridad, no solo de la persona que está directamente secuestrada, sino de sus seres queridos y de la sociedad en su conjunto. Por el aislamiento que provoca, del secuestro no es solo víctima la persona retenida, sino también su familia y todos aquellos que se enfrentan a la zozobra que causa. Algunas de las víctimas de secuestro fueron sometidas a vivir durante semanas, meses o años en condiciones indignas; a renunciar a su independencia e intimidad.




