Conmemorando cinco siglos de historia, Santa Marta se erige como un símbolo vivo del mestizaje, la resistencia y la riqueza cultural colombiana. Fundada en 1525, esta joya del Caribe colombiano no solo es la ciudad más antigua del país sino un testimonio de resiliencia y orgullo. La celebración de sus 500 años moviliza a toda la nación, en un evento que trasciende lo festivo para honrar las raíces indígenas, africanas y europeas que convergen en esta tierra milenaria.
El epicentro de las celebraciones fue la emblemática playa Los Cocos, donde miles de samarios y visitantes se congregaron este lunes para participar de un programa cargado de simbolismo. La jornada abrió con la voz cálida de Carlos Vives, cuyo homenaje musical evocó el alma costeña y la riqueza cultural de la región. Desde allí, el Himno Nacional y el himno de Santa Marta resonaron como un poderoso recordatorio del orgullo local y nacional. Este acto marcó también el encendido oficial del Morro, un sitio histórico que, a partir de hoy, adquirirá un protagonismo mayor en la vida social y cultural de la ciudad.
La agenda de conmemoración ha incluido además encuentros significativos con comunidades indígenas, en particular con los mamos de la Sierra Nevada, guardianes ancestrales de la sabiduría y espiritualidad de esta parte del Caribe. Este diálogo entre las autoridades y pueblos originarios enfatiza la importancia de reconocer y preservar las raíces aborígenes en medio de la modernidad. Además, el Gobierno Nacional ha participado activamente, refrendando su compromiso con la diversidad cultural y la protección del patrimonio histórico.
La celebración se extiende más allá del perímetro urbano de Santa Marta, alcanzando municipios vecinos como Aracataca, cuna de Gabriel García Márquez, y comunidades más rurales en la Sierra Nevada. Aquí, la “megafiesta” cultural incluirá ferias artesanales, exposiciones fotográficas, muestras gastronómicas y actividades deportivas en un gran despliegue que busca integrar a toda la región en esta conmemoración histórica. El propósito es claro: identificar a Santa Marta no solo como la ciudad más antigua, sino también como el epicentro cultural del Caribe colombiano contemporáneo.
Históricamente, Santa Marta fue la primera plaza fuerte española en tierra firme suramericana, un lugar de encuentro y también de conflicto entre conquistadores y comunidades originarias. Su puerto fue un punto estratégico para el comercio y la colonización en la América colonial. En la actualidad, esos recuerdos están presentes en las calles empedradas, en la arquitectura colonial bien conservada y en la multiculturalidad que define a sus habitantes. Su historia es un relato de resistencia y transformación, una ciudad que ha sabido reinventarse durante medio milenio sin perder su esencia.
