El gobierno de Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, anunció el 23 de octubre de 2025 una nueva ronda de sanciones contra las principales compañías petroleras rusas, entre ellas Rosneft y Lukoil. La medida, que busca presionar al Kremlin por su papel en la guerra en Ucrania, provocó un alza inmediata del precio del crudo, con el Brent superando los 94 dólares por barril, su nivel más alto en tres meses.
Los mercados internacionales reaccionaron con volatilidad: los principales índices bursátiles en Nueva York cerraron a la baja, afectados también por los malos resultados trimestrales de Tesla, cuyas acciones cayeron un 4 %. Analistas advirtieron que las sanciones podrían intensificar la inflación global y afectar la recuperación económica de países dependientes del petróleo importado.
En Europa, los líderes de la Unión Europea expresaron su preocupación por la estabilidad energética, mientras Moscú calificó las medidas como un “acto hostil” que “no quedará sin respuesta”.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) advirtió que, si la tensión se mantiene, el barril podría superar los 100 dólares en las próximas semanas, reactivando temores de una nueva crisis energética mundial.
