
Traducción libre: “Pueden llevarse a quien quieran, mientras no se lleven a los que realmente hacen magia.”
La confianza de quien sabe dónde está el verdadero oro
En el competitivo ecosistema de la inteligencia artificial, perder talento clave suele ser motivo de alarma. Menos para Sam Altman. El CEO de OpenAI, en lugar de sonar preocupado por la reciente ola de reclutamientos que ha afectado a su empresa, prefirió dejar caer una frase cargada de confianza (y algo más):
“Todavía no se han llevado al talento real.”
Una línea breve, pero afilada, que suena a diplomacia… y también a advertencia. Es como decir “llévense los muebles si quieren, pero las vigas siguen firmes”. O, para ponerlo en contexto tech: “Sí, han contratado a gente de OpenAI… pero no a los que hacen que el modelo funcione cuando nadie lo está mirando.”
Silicon Valley: la guerra del talento se desato
Empresas como xAI (de Elon Musk), Anthropic o Mistral no han escondido su interés en captar cerebros que hayan pasado por las filas de OpenAI. De hecho, fichar a alguien con esa experiencia ya se ha convertido en una especie de medalla de honor en ciertos círculos. Pero Altman, lejos de mostrar alarma o enfado, soltó su frase con la calma del villano de una película que sabe que aún no ha usado su mejor carta.
Porque si bien es cierto que muchos nombres han salido de OpenAI en los últimos meses, Altman parece estar sugiriendo que lo esencial no se ha tocado. Que el verdadero conocimiento, los cerebros nucleares, los que hacen que los modelos no solo corran sino que evolucionen, siguen del lado correcto de la historia. El suyo.
¿Un halago interno o una crítica velada?
Claro, la declaración también funciona como un mimo para los que se quedaron: un recordatorio de que son “los buenos”, los verdaderos talentos, los imprescindibles. Pero por otro lado, tiene el filo de una pulla elegante. Si el talento “real” no se ha ido, ¿qué eran los que se fueron? ¿Figurantes? ¿Decorado? ¿Contribuyentes menores?
El mensaje entrelíneas es claro: perder gente no es sinónimo de perder ventaja, y no todo el que sale con un “ex-OpenAI” en su perfil se lleva consigo el secreto de la inteligencia artificial general.
Lo cierto es que Altman, más que minimizar el asunto, está marcando territorio. Su frase es una forma de controlar la narrativa: sí, puede que haya una especie de éxodo, pero los cimientos no se han movido. Es una manera de recordar que OpenAI no es solo el lugar donde se desarrollan los modelos más avanzados del mundo, sino también donde aún se encuentran los arquitectos que saben cómo y por qué funcionan.
