La situación en la Ciudad de Gaza es cada vez más crítica en medio de la ofensiva militar israelí. El hospital al-Shifa, que fue el mayor complejo médico de la Franja, ahora se encuentra devastado, con salas destruidas, sin colchones, medicamentos escasos y médicos obligados a atender en condiciones insalubres. Dos médicas australianas voluntarias describieron a la BBC escenas desgarradoras: pacientes con extremidades colgando, órganos expuestos y operaciones realizadas con mínima o nula anestesia. Una de ellas relató haber practicado una cesárea de emergencia a una mujer embarazada decapitada, logrando salvar a su hija, mientras que otra señaló que un niño llevaba días esperando cirugía por falta de especialistas.
Los ataques israelíes, con artillería, drones y detonaciones remotas, han obligado a cientos de miles de palestinos a huir de la ciudad. Se calcula que entre 320.000 y 640.000 personas han sido desplazadas hacia el sur desde agosto, aunque muchos enfrentan el alto costo de la evacuación (hasta US$3.000 por familia), largas horas de recorrido por carreteras congestionadas y la llegada a campamentos de al-Mawasi que están superpoblados e inseguros. Aunque Israel señala que esa “zona humanitaria” ofrece alimentos y atención médica, la ONU denuncia que los hospitales del sur operan muy por encima de su capacidad.
En las calles de Gaza, los tanques israelíes han avanzado hasta quedar a menos de 500 metros de al-Shifa, mientras los bombardeos golpean hospitales y centros de salud. El hospital infantil al-Rantisi, el oftalmológico St. John y el hospital de campaña jordano en Tal al-Hawa tuvieron que evacuar tras los ataques. Incluso la estación de oxígeno del hospital Al-Quds quedó fuera de servicio por impactos de disparos. La Organización Mundial de la Salud reportó la destrucción del centro de atención primaria de la Sociedad Palestina de Ayuda Médica, que atendía emergencias, enfermedades crónicas y cáncer.
En este contexto, testimonios locales reflejan la desesperación. Muchas familias no logran escapar por los costos, como la de un residente de Sabra que afirmó que “la muerte está en todas partes, tanto en el norte como en el sur”. Otros relatan cómo quedaron atrapados por la rapidez del avance de los tanques israelíes en los barrios residenciales.
La ofensiva responde al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra Israel, que dejó 1.200 muertos y 251 rehenes. Casi dos años después, las cifras de víctimas en Gaza son estremecedoras: más de 65.000 personas muertas, según el Ministerio de Salud gazatí, además de una crisis humanitaria que ha reducido el sistema de salud al colapso. La ONU y organizaciones médicas internacionales denuncian que los hospitales y la población civil están siendo blanco directo, mientras Israel insiste en que su objetivo es derrotar a Hamás y liberar a los rehenes.
