Salió del Huila y lo mataron

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Antony Leonardo Jaimes Márquez, viajó desde Santa María, Huila al departamento de Caldas a trabajar, y fue asesinado.

El dolor y la impotencia embargan a una familia venezolana residente en el Huila, tras el asesinato de Antony Leonardo Jaimes Márquez en otra región del país.

El extranjero, quien vivió durante cinco años en el municipio de Santa María, viajó meses atrás en busca de conseguir sustento como recolector de café. Hoy su familia clama ayuda para trasladar el cuerpo y darle cristiana sepultura en la tierra que lo acogió.

La tragedia

Los hechos se presentaron en la madrugada del miércoles 27 de agosto en el municipio de Chinchiná, Caldas. De acuerdo con la información conocida a través de las autoridades, Antony se vio involucrado en una pelea ocurrida hacia las dos de la mañana. En medio del enfrentamiento fue atacado y recibió al menos 10 heridas de cuchillo, además de fuertes golpes en la cabeza que le ocasionaron una grave lesión cerebral.

Malherido, el joven fue trasladado al hospital local de Chinchiná. Sin embargo, por la complejidad de las lesiones, a primera hora del día fue remitido a un centro asistencial en Manizales, donde los médicos confirmaron que ingresó con muerte cerebral. Pese a los esfuerzos médicos, falleció hacia las 8:20 de la noche del mismo miércoles.

La identificación del cuerpo tampoco ha sido sencilla. Los familiares explicaron que la falta de actualización en los documentos venezolanos complicó el trámite. “En Venezuela actualizamos las cédulas, pero él no alcanzó a hacerlo. Por eso no aparece en los sistemas, ni en el de su país ni en el de Colombia”, contó uno de sus allegados.

Gracias a los tatuajes que llevaba Antony fue posible establecer su identidad y contactar a su familia en el Huila. Sin embargo, Medicina Legal advirtió que si no logran resolver la identificación por vía documental, la madre deberá practicarse una prueba de ADN, lo que podría demorar entre 2 a 3 meses.

El drama

El caso adquiere tintes aún más dolorosos por la situación de la madre del joven, llamada Naileth Márquez, quien padece graves problemas de salud. Con la muerte de su hijo, quien era el principal sostén económico de la familia, la mujer enfrenta un panorama desolador.

“Ella no puede trabajar y tampoco contamos con recursos porque somos venezolanos y aquí no recibimos ayuda estatal”, relataron los parientes.

El anhelo de la familia es trasladar el cuerpo desde Manizales hasta Santa María, Huila, donde Antony residió durante cinco años y donde quieren darle su última despedida. El costo del traslado asciende a 4 millones y medio de pesos, una suma imposible de cubrir para ellos en su precaria condición.

Ya han hecho contactos con una funeraria en Santa María que se mostró dispuesta a colaborar, pero los trámites legales y el dinero siguen siendo los grandes obstáculos.

Llamado a la solidaridad

En medio del dolor, la familia pide la ayuda de la comunidad huilense o de cualquier persona de buen corazón que pueda aportar para costear el traslado y los gastos funerarios. “Queremos darle sepultura en Santa María, donde vivió tantos años y donde aún lo recuerdan sus amigos y vecinos”, expresaron. 


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