¿Sacaron de taquito al secretario de Salud?

Un sorpresivo anuncio del gobernador Carlos Amaya tomó por sorpresa a todos los boyacenses.
[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

En un sorpresivo giro de los acontecimientos, el gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, reveló este sábado, durante un acto oficial en el Hospital Regional de Sogamoso, que su secretario de Salud, Óscar Jiménez, dejaría su puesto el próximo 31 de marzo. La noticia cayó como un balde de agua fría no solo en el entorno político del departamento, sino también en el propio círculo cercano de Jiménez, quien, según fuentes, desconocía por completo la decisión de su salida.

Amaya, quien agradeció públicamente a Jiménez por su labor al frente de la Secretaría de Salud, aprovechó la oportunidad para justificar este movimiento dentro de la dinámica política del país. “Tengo un compromiso con el presidente Gustavo Petro, y en el marco de ese compromiso, la Secretaría de Salud será asumida por una persona de nuestro aliado político, el Pacto Histórico”, afirmó el gobernador, dejando claro que su decisión estaba orientada por la necesidad de mantener la estabilidad dentro de las relaciones de poder a nivel nacional.

El anuncio, aunque cordial en su forma, evidenció las tensiones internas que a menudo se gestan cuando las lealtades políticas entran en juego. La sorpresa de Jiménez, quien presuntamente no había sido informado de antemano sobre su reemplazo, refleja el cambio de prioridades dentro del gobierno de Amaya, que parece haber ajustado sus alianzas en función de la creciente influencia de la administración central de Petro.

Con esta salida, Amaya no solo refuerza su vínculo con el gobierno nacional, sino que también marca el inicio de un nuevo ciclo en la gestión de la salud en Boyacá. Sin embargo, los cuestionamientos sobre la falta de transparencia en la toma de decisiones siguen surgiendo, ya que muchos ciudadanos y actores políticos consideran que este tipo de movimientos afectan la confianza en la administración local. La pregunta que queda en el aire es si este ajuste realmente responde a una mejora en la gestión pública o si, por el contrario, refleja el precio de una política de alianzas más que de resultados concretos para los boyacenses.


Compartir en

Te Puede Interesar