Felina Labrador y Jairo Guzmán han convertido su emprendimiento en un referente.
En una emotiva historia que entrelaza amor, arraigo y sabor, Felina Labrador y Jairo Guzmán han llevado los sabores de Ibagué más allá de las fronteras. Con tres décadas de dedicación y pasión, esta pareja ha convertido su emprendimiento en un referente culinario tanto en el Tolima como en el extranjero.
Destreza
La historia de Felina y Jairo se remonta a su juventud, cuando se conocieron en el Sena a la temprana edad de 17 años. Fue en este contexto donde Jairo, inmerso en un curso de panadería, y Felina, con su innata habilidad para las ventas desde temprana edad, forjaron los cimientos de su futuro emprendimiento. Desde vender dulces en el colegio hasta abrir su propia dulcería en el Centro Comercial Sanandrexitos, Felina demostró su destreza para los negocios, mientras que Jairo heredó el arte de la panadería desde su infancia.
Impacto
El destino los unió y el amor floreció entre las bandejas de galletas recién horneadas. Decidieron no solo compartir sus vidas, sino también sus sueños empresariales. Cansados de trabajar para otros, abrieron su propio negocio en Ambala, donde comenzaron a elaborar sus famosas galletas de coco, galletas rojas, galletas de chispas y las tradicionales cucas.
Arduo
Hoy, tras tres décadas de arduo trabajo, Felina y Jairo celebran no solo el éxito de su negocio, sino también la felicidad de haber construido un hogar donde sus hijas han crecido y estudiado. Cada bocado de sus deliciosas creaciones es un tributo al amor, la dedicación y el trabajo duro que han caracterizado su trayectoria.




