El servicio de seguridad ruso ha acusado a seis diplomáticos británicos de espionaje y actividades subversivas, anunciando su retirada del país. Esta decisión intensifica la tensión bilateral entre Londres y Moscú y refleja un deterioro notable en las relaciones diplomáticas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores británico aún no ha emitido una respuesta oficial, mientras se desconoce si el Reino Unido tomará represalias. Esta medida forma parte de un patrón de acciones recíprocas que complican el panorama geopolítico europeo.
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