Nuevos ataques aéreos rusos golpearon centrales eléctricas en varias regiones de Ucrania, dejando sin servicio a miles de hogares y generando cortes en el suministro de agua potable. El gobierno ucraniano denunció que se trata de una estrategia para debilitar la resistencia civil en pleno verano.
Por su parte, Rusia afirmó que los bombardeos apuntan a objetivos militares y logísticos, acusando a Ucrania de usar instalaciones energéticas para movilizar tropas. La comunidad internacional ha condenado los ataques y pidió respetar las infraestructuras civiles en el marco del derecho internacional humanitario.
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