En tan solo ocho minutos, un grupo de ladrones logró ejecutar un robo que ha dejado atónitos a los franceses. Los delincuentes ascendieron por una plataforma mecánica hasta un balcón del primer piso del Museo del Louvre, en París, donde cortaron una ventana en plena luz del día. Una vez dentro, rompieron dos vitrinas y sustrajeron ocho joyas de la corona pertenecientes a la época napoleónica, cuyo valor histórico y económico es incalculable.
El atraco, realizado con precisión y rapidez, ha generado un profundo debate sobre las fallas en la seguridad del museo más famoso del mundo. Aunque siete sospechosos han sido arrestados, una de las principales preguntas sigue sin respuesta: ¿cómo fue posible que los ladrones actuaran sin ser detectados?
Durante una audiencia ante el Senado francés, la directora del Louvre, Laurence des Cars, reconoció errores graves en el sistema de protección del museo. Confirmó que la única cámara que cubría el balcón por donde ingresaron los asaltantes estaba mal orientada. Además, un informe preliminar reveló que una de cada tres salas del ala Denon —donde ocurrió el robo— carecía de cámaras de seguridad, lo que habría facilitado la operación de los delincuentes.
El robo ha reavivado las discusiones sobre la modernización de las medidas de seguridad en los museos nacionales y la necesidad de proteger de forma más eficiente el patrimonio cultural de Francia.




