Además de robarlos también les destrozaron las paredes del apartamento
La inseguridad en Bogotá sigue en aumento, y un nuevo caso ha dejado alarmados a los habitantes del barrio Nicolás de Federmann, donde una banda de delincuentes llevó a cabo un meticuloso robo a una vivienda de lujo. Los criminales arrendaron un apartamento contiguo al penthouse de la víctima y, durante varios meses, estudiaron sus movimientos para ejecutar el atraco sin ser detectados.
El golpe ocurrió tras un largo proceso de inteligencia en el que los ladrones lograron identificar que los propietarios eran coleccionistas de artículos de alto valor. Cuando ya tenían suficiente información, procedieron con el plan: rompieron el tejado e ingresaron a la vivienda, llevándose joyas, relojes y dinero en efectivo, cuyo valor asciende a 2.000 millones de pesos.
Sin embargo, el robo no se limitó al hurto de objetos de lujo. Durante su búsqueda de más bienes valiosos, los delincuentes causaron destrozos en la propiedad, derrumbando al menos nueve paredes y revolviendo cada rincón del lugar. Incluso, arrancaron cortinas y revisaron meticulosamente la ropa y los zapatos de los propietarios, tratando de encontrar posibles caletas.
Indignación y preocupación en la comunidad
El caso ha generado gran preocupación entre los residentes del sector, quienes temen que este tipo de modus operandi se vuelva común en la ciudad. La víctima del robo expresó su indignación por la falta de respuesta de la inmobiliaria que permitió el arriendo del apartamento a los delincuentes, pues hasta el momento no han dado explicaciones sobre los antecedentes de quienes ocuparon el inmueble vecino.
Mientras las autoridades adelantan la investigación y buscan identificar a los responsables, la comunidad exige controles más rigurosos en los procesos de arrendamiento y mayor presencia policial en el sector. “Es inaceptable que se pueda planear un robo de esta magnitud sin que nadie se dé cuenta. Estamos desprotegidos y necesitamos que las autoridades actúen con contundencia”, expresó un vecino del barrio.
Por ahora, el paradero de los criminales sigue siendo un misterio, y la víctima, además de las millonarias pérdidas, enfrenta el trauma de haber sido blanco de una sofisticada organización delictiva, que operó con total impunidad en una de las zonas residenciales más reconocidas de la ciudad.




