El barrio Santa Isabel, en la comuna Seis de Neiva, vuelve a ser escenario de preocupación ciudadana. Los habitantes denuncian el grave estado de contaminación del río del Oro, un afluente que décadas atrás era fuente de vida, recreación y sustento para las familias del sector.
“Antes uno podía bañarse, pescar y hasta tomar agua del río. Hoy da tristeza verlo lleno de basura”, expresó doña Nelse, vecina del lugar, recordando los años en que el río era símbolo de unión comunitaria.
Entre desechos domésticos, llantas, tejas y residuos, los vecinos lamentan que la contaminación avance mientras las autoridades no implementan acciones efectivas. “Esto no es de hoy, viene desde hace años y nadie hace nada”, señaló Leandro Adame, líder social que ha venido gestionando campañas de limpieza y sensibilización ambiental.
“El río quiere vivir”
Adame enfatizó que, pese al abandono, el río “se resiste y busca sobrevivir”. Según el líder, cada vez que llueve el caudal se renueva parcialmente, pero el problema persiste por la falta de conciencia ciudadana y la indiferencia institucional.
“La administración parece ciega, sorda y muda frente a esta realidad. El río hace su trabajo, pero sin apoyo, no habrá recuperación posible”, afirmó con tono crítico.
Los habitantes también alertaron sobre el peligro estructural del puente de la carrera 22 con calle Quinta A, donde las barandas fueron retiradas, dejando expuesto el paso peatonal. “Cualquier niño puede caer, es un riesgo latente”, añadió Esperanza Bolaños, presidenta del barrio Bogotá.
La comunidad exige a la Alcaldía de Neiva, la CAM y Empresas Públicas emprender una jornada de limpieza integral y sostenida. Además, piden fortalecer el control sobre los habitantes de calle y recolectores informales que arrojan desechos en el afluente.
“Queremos ver resultados. No se trata solo de limpiar, sino de educar y sancionar”, puntualizó Adame, quien anunció que en noviembre convocará una gran jornada ambiental con participación ciudadana y apoyo de organizaciones sociales.
Los vecinos coinciden en que la recuperación del río del Oro es una deuda histórica con Neiva. “Es nuestro deber rescatarlo dice doña Nelse, porque si el río muere, muere también una parte de nuestra identidad”.




