Estudiantes de la Universidad de Nariño en su sede de Ipiales han expresado su creciente preocupación debido al retraso de casi dos meses en el inicio de las obras de preconstrucción de un nuevo proyecto de infraestructura, contratado con la Fundación Univalle.
El proyecto, que tiene como objetivo mejorar las condiciones físicas de la universidad, fue planificado para iniciar a principios de año, pero ha sufrido varios retrasos que ya generan una inquietud palpable en la comunidad estudiantil.
El coordinador general de la Universidad de Nariño sede Ipiales, Gerardo Bravo, ha señalado que los ajustes propuestos por la Fundación Univalle al diseño original también han generado incertidumbre sobre el impacto que estos cambios podrían tener en el alcance y la calidad de la obra.
Los estudiantes temen que el retraso y las modificaciones en los planes puedan afectar directamente el desarrollo académico, ya que las instalaciones actuales no cumplen con las necesidades básicas para un adecuado proceso de formación.
La universidad, que ha enfrentado durante años limitaciones en cuanto a espacios físicos, carece de suficientes laboratorios, bibliotecas y aulas para poder ofrecer una educación de calidad. Este déficit ha sido una de las principales razones por las cuales los estudiantes consideran urgente que el proyecto de infraestructura avance sin más demoras.
Por tal motivo, los estudiantes han solicitado que la Gobernación de Nariño participe de manera activa en las discusiones y en la elaboración de un cronograma claro que garantice el cumplimiento de los plazos establecidos para la construcción de las nuevas instalaciones. Además, exigen que se brinden compromisos concretos sobre la continuidad del proyecto, el cual tiene previsto un tiempo de ejecución de 14 meses desde su inicio.
Ante la creciente presión, el secretario de infraestructura de la Gobernación de Nariño ha confirmado su presencia para una reunión el próximo miércoles, en la cual se espera que se entregue información detallada sobre los avances del proyecto y las acciones inmediatas para evitar más demoras.
Este retraso no solo ha generado un ambiente de preocupación entre los estudiantes, sino que también pone en evidencia la necesidad urgente de invertir en la educación superior como motor de desarrollo en la región. Según los estudiantes, contar con instalaciones modernas no es solo un derecho de la comunidad académica, sino una obligación del Estado para asegurar una educación de calidad que impulse la investigación.




