Retraso amenaza cosecha cafetera

Cambio climático golpea producción lo que impactará la planificación del próximo año.
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La cosecha cafetera del segundo semestre en el sur del Huila, que tradicionalmente inicia en septiembre y octubre, enfrenta un retraso inédito que tiene en alerta a productores, recolectores y comercializadores. El fenómeno no es menor: las intensas lluvias y la alteración en los ciclos de maduración del grano podrían reducir de manera significativa el volumen esperado, generando un impacto directo en la economía del departamento.

Edna Yolima Calderón, Directora Ejecutiva del Comité de Cafeteros del Huila, reconoció que la situación climática ha alterado el cronograma habitual de recolección. Aunque la cosecha de mitad de año sorprendió positivamente en calidad y cantidad, al punto de compararse con una principal, el exceso de lluvias y la variación de temperaturas han descompensado los tiempos de producción. “Estamos frente a un reto mayor para el 2025, pues los ciclos no se cumplen en los periodos habituales, lo que compromete la planeación del próximo año”, advirtió.

Golpe al bolsillo cafetero
El retraso no solo representa un riesgo para la cantidad de café que llegará a los mercados, sino que amenaza con encarecer la mano de obra y afectar la rentabilidad de los caficultores. Muchos productores ya expresaron su inconformidad, asegurando que la institucionalidad no está respondiendo con la rapidez ni con los programas de acompañamiento técnico que requiere una crisis de esta magnitud.

Mientras tanto, compradores nacionales e internacionales que miran al Huila como epicentro cafetero del país, ven con preocupación la inestabilidad del suministro. La región, que aporta más del 16 % de la producción nacional, enfrenta el riesgo de incumplimientos y pérdida de competitividad en un mercado cada vez más exigente.

Un llamado a la acción
El Comité de Cafeteros, en cabeza de Calderón, insiste en la necesidad de fortalecer la investigación y la asistencia técnica para que los productores adapten sus fincas a las nuevas realidades del cambio climático. Sin embargo, voces críticas sostienen que el discurso no basta: se requieren políticas inmediatas que incluyan apoyo económico, incentivos a la diversificación productiva y garantías para enfrentar la crisis.

La polémica está servida. La “tierra bendita del café” hoy siente el peso de un fenómeno climático que no da tregua y de una institucionalidad que, según la comunidad cafetera, parece quedarse corta frente a los desafíos. La pregunta que queda en el aire es si el liderazgo regional logrará dar respuestas a tiempo o si el Huila terminará pagando caro los efectos del clima y la falta de acción efectiva.


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