La presencia de once ediles de Pitalito en el XVIII Congreso Nacional de Ediles de Colombia, realizado en Cali, generó un aire de orgullo comunitario, pero también levantó interrogantes políticos en torno a la figura del diputado huilense Wilfred Trujillo, señalado como uno de los principales gestores de esta participación. El evento, que reunió a más de 2.500 líderes comunales del país, se convirtió en vitrina tanto para el aprendizaje como para la proyección política.
Protagonismo
El respaldo institucional de la administración municipal y el impulso del diputado Trujillo fueron determinantes para que representantes de los corregimientos de Criollo y Bruselas asistieran. Sin embargo, el despliegue de su protagonismo despierta suspicacias: ¿se trata de un genuino apoyo al liderazgo comunitario o de una jugada para reforzar capital político de cara a futuras aspiraciones?
El debate se enmarca en un contexto en el que las relaciones entre ediles y dirigentes regionales suelen teñirse de intereses cruzados. Para algunos, Trujillo logró un acto de coherencia política: apostar por el fortalecimiento de las Juntas de Acción Comunal, es apostar por la base de la democracia local. Para otros, el protagonismo exhibido en Cali fue un paso calculado para posicionarse como líder indiscutible en la región sur del Huila.
Formación o estrategia
El Congreso, realizado en la Universidad del Valle, abordó temáticas de formación, intercambio de experiencias y liderazgo comunitario. Los ediles regresan con conocimientos que podrían beneficiar a sus comunidades.
El riesgo está en que los logros colectivos se diluyan bajo la sombra del personalismo político. En un departamento donde los liderazgos se miden más por la visibilidad mediática que por la eficacia en la gestión, el caso de Trujillo no pasa desapercibido.
Vitrina política
La participación de los ediles de Bruselas y Criollo muestra que el municipio tiene músculo organizativo. No obstante, la lectura crítica es clara: este tipo de apoyos deben trascender el oportunismo político y materializarse en políticas públicas duraderas. De lo contrario, los congresos serán apenas una pasarela donde líderes locales posan para la foto y fortalecen su imagen, sin que los beneficios reales lleguen a los territorios.
En últimas, el papel de Wilfred Trujillo en este episodio abre la discusión sobre la delgada línea entre apoyo institucional y capitalización política. Lo que para unos fue gestión, para otros no fue más que estrategia. Y como suele ocurrir en la política regional, la verdad se mueve en ese terreno gris donde el poder se confunde con el servicio.



