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El régimen de Daniel Ortega en Nicaragua ha desencadenado una brutal embestida contra la Iglesia católica, manteniendo en sus cárceles a 18 religiosos, incluyendo siete monseñores, ocho sacerdotes y tres seminaristas. La mayoría de las detenciones, salvo la de monseñor Rolando Álvarez, ocurrieron en las últimas dos semanas, marcando un preocupante aumento en la persecución religiosa.
La escritora Gioconda Belli, conocida por sus críticas al gobierno, expresó su inquietud en la plataforma X, denunciando las acciones de Rosario Murillo, actual vicepresidenta y esposa de Ortega. Belli ha señalado que Murillo busca erigirse como una figura espiritual, inventando una iglesia a su medida y proclamando el fin de quienes se interponen en su camino.
Rosario Murillo, cuya espiritualidad ha sido polémica en un país mayoritariamente cristiano, ha sido etiquetada por la población y medios como «bruja», «diabla», «hechicera» o «sacerdotisa». Su conexión con el gurú indio Sathya Sai Baba y su afición por colocar símbolos esotéricos como escudos protectores en sus espacios han generado críticas y especulaciones sobre sus creencias y prácticas.
La situación ha avivado la preocupación internacional, con organizaciones de derechos humanos y líderes religiosos condenando la represión del régimen. Se espera que estas detenciones desaten una nueva ola de críticas hacia el gobierno de Ortega, ya cuestionado por su autoritarismo y violaciones a los derechos humanos.




