La cárcel de la muerte: esta es la historia de horror de los presos de El Pesebre; 16 han muerto por desnutrición 

Reclusos condiciones inhumanas
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El Pesebre, en Puerto Triunfo, Antioquia, se convirtió en un penal maldito: 1.546 reclusos viven en condiciones infrahumanas y consumen agua infestada de gusanos y alimentos podridos. Han muerto 16, la mayoría por tuberculosis y bacterias. El Gobierno Petro los abandonó.

La cárcel de El Pesebre está ubicada en Puerto Triunfo, Antioquia, en un terreno del otrora sanguinario jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar, en inmediaciones de la hacienda Nápoles. Quienes llegan a pagar sus condenas o esperar una decisión de la Justicia saben que la ya conocida “cárcel de la muerte” pareciera tener una maldición.

Allí 1.546 internos pasan sus horas con temperaturas de hasta 42 grados centígrados, pensando que el próximo muerto puede ser uno de ellos. En los últimos dos años, ya 16 de sus compañeros perecieron en la miseria, durmiendo en el piso, hacinados, abandonados por el Gobierno Petro, y ahogados en medio de la tuberculosis, la debilidad por la desnutrición o la fiebre alta que produce la bacteria mortal que ha atacado a varios y que les destroza las entrañas. A nadie le importó.

Escuchar el relato de los detenidos da escalofrío.  Pero ante la sed que produce no tomar el líquido hasta por tres días, asumen el riesgo, el mismo que puede significar la muerte.

La comida también les llega podrida. Dicen que a veces se niegan a consumirla, pero el hambre, al final, los doblega. Cierran los ojos, se tapan la nariz y, después de echarse la bendición, se comen los alimentos descompuestos sin saber lo que pueda pasarles. Los presos de El Pesebre no existen para el país ni para el Estado. Nadie parece estar preocupado por solucionarles su tragedia para que por lo menos vivan como seres humanos.

Como si todo esto fuera poco, las violaciones sexuales con palos de madera y las golpizas son pan de cada día. El Inpec sabe lo que está pasando y reconoce que en El Pesebre los reclusos viven un verdadero infierno. 

Algunos enfrentan delicados brotes de varicela, neumonía, VIH, sífilis, gonorrea, sarna, depresión, diabetes e hipertensión. Las fotografías son escalofriantes: en la piel se les ven heridas profundas, granos rojos y una visible desnutrición.

El Gobierno Petro debe combatir la corrupción y actuar de manera urgente para salvar más de 1.500 vidas en El Pesebre, la “cárcel de la muerte”. Ignorar lo que allí está pasando es inhumano. Presidente, no los deje morir.


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