La política nacional volvió a estremecerse este fin de semana tras el anuncio de Pipe Córdoba, quien denunció haber recibido una supuesta amenaza en su contra durante su visita programada al municipio de Pitalito, Huila. Según el aspirante, informes de inteligencia le advirtieron sobre un “posible riesgo de atentado” derivado de los recientes operativos contra estructuras criminales que operan en el sur del país.
El político aseguró que, por precaución, decidió cancelar toda su agenda en el departamento durante tres días. “Por responsabilidad con nuestro equipo y la ciudadanía, suspendemos los eventos, pero seguimos adelante”, expresó Córdoba, agradeciendo a los voluntarios y simpatizantes por el respaldo recibido.
El anuncio generó reacciones encontradas. Mientras sus seguidores aplauden la decisión por considerarla responsable, críticos del movimiento cuestionan el momento y la manera en que se comunicó la supuesta amenaza, insinuando que podría tratarse de un intento por generar impacto mediático en plena recta electoral.
Expertos en seguridad advierten que el sur del Huila es una zona de riesgo por la presencia de grupos armados residuales, aunque no se ha confirmado oficialmente ningún plan directo contra el aspirante.
Córdoba cerró su declaración con un mensaje desafiante: “Nuestra campaña sigue sin miedo y con más fuerza que nunca”. Sin embargo, la duda persiste: ¿fue un riesgo real o un golpe calculado de narrativa política?
