Algunos repartidores, conocidos popularmente como «rapitenderos», han señalado que enfrentan dificultades relacionadas con las tarifas de pago por cada pedido. Los valores no se ajustan a la realidad de las distancias recorridas y el esfuerzo requerido, lo que ha generado descontento. Además, Villavicencio es la única ciudad del país donde no se ofrecen incentivos para los repartidores en días de alta demanda, como ocurre en otras ciudades como Bogotá y Medellín.
Fallas
La falta de incentivos ha sido una de las principales quejas. En otras ciudades, Rappi implementa bonos por alta demanda, días festivos o situaciones climáticas adversas, lo cual no ocurre en Villavicencio. Los repartidores han mencionado que, en condiciones normales, el pago por aceptar un pedido es de aproximadamente 2,000 a 2,400 pesos, y en días de lluvia este monto podría ser aún menor. Esto ha provocado que los trabajadores se sientan desmotivados, ya que consideran que las tarifas no compensan el riesgo y el esfuerzo invertido.
Además, los repartidores han reportado problemas con los pagos puntuales. La aplicación promete realizar los pagos semanalmente, los martes, pero en ocasiones los repartidores han quedado esperando hasta el final del día sin saber si recibirán su dinero.
Más problemas
Otro problema crítico es la falta de comunicación directa con el soporte de Rappi. Los repartidores solo pueden interactuar con un sistema de inteligencia artificial, lo cual ha resultado ineficaz para resolver problemas reales y urgentes. Cuando un repartidor enfrenta un inconveniente, como una motocicleta pinchada durante una entrega, la única solución que ofrece el sistema es liberar el pedido para que otro repartidor lo complete. Esto conlleva a bloqueos temporales de la cuenta del repartidor original, dejándolo sin poder trabajar durante varias horas, lo cual afecta su ingreso diario.
Además de los problemas internos con Rappi, los repartidores también enfrentan dificultades con la movilidad y seguridad en los centros comerciales. A diferencia de otras ciudades donde Rappi tiene acuerdos para usar espacios de estacionamiento, en Villavicencio los rapitenderos deben lidiar con la falta de áreas designadas y la persecución por parte de las autoridades de tránsito. Casos recientes han reportado la recolección de motocicletas por parte de las grúas, incluso en áreas que no afectan la movilidad del tráfico vehicular.




