Racing Club dio un paso importante en los cuartos de final de la Copa Libertadores al imponerse 0-1 frente a Vélez en el Estadio José Amalfitani. El único gol del partido lo marcó Adrián Emmanuel Martínez a los 53 minutos, tras un encuentro intenso donde la Academia supo aprovechar al máximo su solidez defensiva y su efectividad en el ataque.
La figura de Gustavo Costas se sintió desde la línea, transmitiendo la identidad de un equipo ordenado y resiliente. Racing jugó con la paciencia necesaria para soportar la presión inicial de Vélez y luego golpear en el momento justo, mostrando un temple que le permitió manejar los tiempos de un duelo cargado de tensión.
En el análisis de los números, la posesión del balón estuvo bastante equilibrada: Vélez controló un 51% frente al 49% de Racing. A pesar de tener menos la pelota, el visitante fue más contundente, logrando los mismos tres remates al arco que el conjunto local, lo que refleja su capacidad de aprovechar mejor las ocasiones generadas.
La eficacia ofensiva fue clave. Mientras Vélez disparó 11 veces pero solo tres llegaron al arco, Racing remató siete veces con la misma cantidad de disparos directos. Esta paridad en la precisión fue determinante para inclinar la balanza a favor de los de Avellaneda, que capitalizaron la ocasión más clara del encuentro.
Otro aspecto que resalta es la disciplina táctica. Racing cometió 15 faltas frente a las cinco de Vélez, un indicador de la intensidad con la que defendió su ventaja. A pesar de esta estadística, los académicos lograron evitar la tarjeta roja y solo vieron cuatro amarillas, controlando las emociones en un partido de alto voltaje.
El hecho de no tener tiros de esquina ni posición adelantada refleja el planteamiento práctico de Racing, que apostó a la eficacia más que a la acumulación de llegadas. Esa frialdad y capacidad de concentración fueron un sello distintivo del equipo, que nunca perdió la compostura a pesar del ambiente adverso.
Con este resultado, Racing se lleva una ventaja mínima pero valiosa para el duelo de vuelta. La mano de Gustavo Costas y el compromiso colectivo quedaron en evidencia en los porcentajes y en el marcador, confirmando que la Academia está decidida a pelear por un lugar en las semifinales con la seriedad que exige la Copa Libertadores.
