¿Qué tendría que ocurrir para que Nicolás Maduro deje el poder? Expertos dicen que las posibilidades son mínimas

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El futuro político de Nicolás Maduro vuelve a estar en debate. Con una recompensa de US$50 millones por su captura, agencias estadounidenses operando abiertamente en Caracas y tensiones militares en el Caribe, analistas de distintos países coinciden en que una salida voluntaria del presidente venezolano es altamente improbable.

Mientras figuras conservadoras en Estados Unidos —como Bret Stephens y Elliott Abrams— han pedido abiertamente su derrocamiento, otros sectores hablan de una salida negociada. Esa fue la postura sugerida por la canciller de Colombia, Rosa Yolanda Villavicencio Mapy, quien consideró que una transición pactada sería “lo más sano” para Venezuela.
No obstante, el gobierno colombiano aclaró luego que no impulsa la renuncia de Maduro ni intervenciones de ningún tipo en asuntos internos venezolanos.

Un año adverso para Maduro, pero sin señales de debilidad interna

Maduro, en el poder desde 2013, ha enfrentado fuertes presiones este año. Su cuestionado triunfo en las elecciones de 2024 no fue reconocido por gran parte de Occidente y Washington mantiene acusaciones en su contra, incluso vinculándolo con el llamado Cartel de los Soles, una estructura criminal cuya existencia real es objeto de debate entre expertos.

El clima internacional se tensó aún más cuando la oposición recibió un impulso simbólico: María Corina Machado, perseguida y en la clandestinidad, ganó el Premio Nobel de la Paz. Desde su escondite aseguró que la “era de Maduro” está cerca de terminar.

Pese a ello, especialistas consultados por CNN sostienen que el chavismo no contempla una retirada voluntaria. Según Elías Ferrer, consultor de riesgos en Caracas, Maduro y su círculo saben que perder el poder implica un riesgo real de encarcelamiento o extradición.

“Si te enfrentas a Estados Unidos, te pueden perseguir hasta el fin del mundo”, dijo Ferrer.

En el mismo tono, la vicepresidenta Delcy Rodríguez afirmó públicamente que Venezuela no cederá ante presiones externas ni chantajes.

Un proyecto político que no se ve a sí mismo como derrotado

Para David Smilde, profesor de la Universidad de Tulane, muchos analistas pasan por alto un punto esencial: la dirigencia chavista no solo teme por su seguridad, sino que también se siente parte de un proyecto político “revolucionario, antiimperialista” con más de 25 años de historia.

Según Smilde, cualquier transición aceptable para Maduro solo sería posible si se garantiza que el chavismo no será perseguido y podrá seguir existiendo como fuerza política.

“Si solo se saca a Maduro, la estructura permanece intacta”, advirtió. “Hay demasiadas personas con intereses en que todo siga igual”.

Recordó además que la muerte de Hugo Chávez en 2013 fue interpretada erróneamente como el fin del movimiento, algo que la historia desmintió rápidamente.

¿Hay alguna salida realmente viable?

Los expertos ven pocas opciones.
El académico Brian Fonseca, de la Universidad Internacional de Florida, considera que Maduro solo dejaría el poder si miembros de su propio círculo —civil o militar— ejercen presión suficiente. En ese escenario, una salida como el exilio en Rusia sería posible, aunque él mismo reconoce que no es lo más probable.

Ferrer coincide: el entorno presidencial no quiere marcharse ni a Rusia ni a Cuba. Preferiría un acuerdo que garantice su permanencia como élite económica y su influencia en las Fuerzas Armadas, incluso si Maduro dejara formalmente la presidencia.

La caída de Maduro no implicaría el fin del régimen

Smilde advierte que, aun si Maduro dejara el cargo, el aparato político y económico que sostiene al chavismo seguiría operando. Señala que numerosos actores dentro del sistema se benefician directamente del actual modelo y no permitirán rupturas profundas.

“Muchos celebraron la muerte de Chávez pensando que todo había terminado”, recordó. “Y aquí estamos: el proyecto no solo sobrevivió, sino que produjo un liderazgo aún más cerrado”.


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