El Salvador desmantela red de préstamos ilegales “gota a gota” con participación de colombianos
En julio de este año, el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador arrestó a un centenar de ciudadanos colombianos acusados de pertenecer a una red criminal dedicada a ofrecer créditos ilegales conocidos como “gota a gota”. Estas organizaciones cobraban intereses abusivos y empleaban métodos violentos para exigir el pago. Según la Fiscalía salvadoreña, desde 2021 hasta julio de 2023 se habrían enviado más de 20 millones de dólares a Colombia como producto de estas actividades ilícitas.
Los préstamos “gota a gota” son una forma de usura que consiste en prestar pequeñas sumas de dinero con intereses diarios que pueden alcanzar hasta el 20%. Este modelo surgió en Medellín durante los años noventa, cuando grupos vinculados al narcotráfico lo utilizaron para lavar dinero. Actualmente, la práctica se ha expandido a varios países de América Latina, incluyendo México, Ecuador y ahora El Salvador, donde los prestamistas, conocidos como “chulcos” o “prestadiarios”, han establecido vínculos con redes criminales locales.
En Colombia, los préstamos “gota a gota” se han vuelto frecuentes entre personas sin acceso al sistema financiero formal. Aunque parecen una solución rápida ante emergencias económicas, sus tasas de interés exorbitantes —que pueden llegar hasta el 40% mensual— convierten estas deudas en trampas imposibles de pagar. Además, los cobradores emplean amenazas, extorsión y violencia física para garantizar el pago, generando graves consecuencias psicológicas y económicas para las víctimas.
El Código Penal colombiano tipifica esta práctica como delito de usura, sancionable con penas de prisión de hasta diez años y multas de hasta 600 salarios mínimos legales. Las autoridades recomiendan denunciar estos casos ante el Ministerio de Justicia, la Fiscalía o la Superintendencia Financiera. Sin embargo, el miedo a represalias y la falta de educación financiera dificultan que las víctimas acudan a las instituciones.
Los préstamos “gota a gota” representan no solo una amenaza para la seguridad y la estabilidad financiera de los ciudadanos, sino también un obstáculo para el desarrollo económico del país. Al operar fuera del sistema bancario, fomentan la exclusión financiera y la expansión de redes criminales. Las autoridades insisten en que la mejor alternativa es acudir a entidades financieras legales o plataformas digitales reguladas, que ofrecen préstamos seguros y evitan el riesgo de caer en manos de la usura.




