Este martes, The New York Times publicó un artículo detallando los esfuerzos diplomáticos detrás de la reciente crisis entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, que se desató luego de la negativa del presidente Gustavo Petro a recibir un avión con colombianos deportados el pasado domingo.
Según la investigación del medio, varias figuras cercanas a Petro, incluidos tres expresidentes (entre ellos Álvaro Uribe Vélez), intervinieron rápidamente para ayudar a desactivar la situación, trabajando con contactos en Washington para evitar que la crisis afectara gravemente la economía colombiana y las relaciones regionales.
Uribe y Sarabia: La intervención clave
De acuerdo con un funcionario citado por The New York Times, el expresidente Uribe llamó a Laura Sarabia, quien en ese momento estaba designada como canciller, para ofrecer su ayuda. El funcionario reveló que Uribe le dijo a Sarabia: «Tenemos diferencias con el presidente Petro. Ha cometido un error, pero necesitamos solucionarlo. ¿Cómo puedo ayudar?».
Sarabia, según el informe, le pidió a Uribe que contactara a sus conocidos en Washington, incluido el secretario de Estado Marco Rubio.
Versión de Uribe
Sin embargo, el expresidente Uribe dio una versión diferente. En su cuenta de X, explicó que no fue Sarabia quien lo contactó directamente, sino un tercero, alguien que “no tiene participación en la política”. Uribe aseguró que luego de ese primer contacto, pidió que se organizara una llamada con la canciller. En su relato, Uribe comentó que Sarabia le explicó que ya estaban trabajando en una solución, y le mencionó que habían leído el comunicado que él había emitido sobre el tema. El expresidente concluyó que la situación requería una respuesta urgente.
Sarabia responde
Por su parte, Sarabia reconoció que, efectivamente, hizo llamadas a expresidentes y otros líderes para buscar una salida. En un comunicado, la designada canciller expresó: «Las relaciones internacionales deben estar por encima de las agendas domésticas. Las llamadas realizadas a diferentes gremios, expresidentes y excancilleres respondieron a ese principio». Añadió que destacó durante las conversaciones que el equipo del presidente Petro estaba actuando con diligencia y utilizando los canales diplomáticos apropiados.
El origen de la crisis
La crisis comenzó cuando, poco después de asumir el cargo, el presidente Donald Trump anunció medidas más estrictas para la deportación de migrantes. Como respuesta, Petro declaró que no recibiría vuelos con colombianos deportados desde EE. UU., en protesta por las condiciones en que serían transportados.
La reacción del gobierno estadounidense fue rápida y severa. Marco Rubio, el secretario de Estado, suspendió la emisión de visas desde la oficina consular de Bogotá, y Trump ordenó la revocación de visas de funcionarios del gobierno de Petro, además de aplicar mayores aranceles a productos colombianos.
Petro, en un gesto de reciprocidad, amenazó con aplicar medidas similares contra productos estadounidenses y comenzó a buscar nuevos destinos para las exportaciones colombianas.
El impacto económico
Este cruce de medidas generó gran preocupación en los sectores económicos de Colombia, debido a la importancia de EE. UU. como socio comercial. Con eventos como el Super Bowl y San Valentín a la vista, y negocios millonarios en juego, el impacto en las exportaciones colombianas se percibió como una amenaza real.
La resolución del impasse
Finalmente, alrededor de las 11:00 p.m. del domingo, el canciller Luis Gilberto Murillo, quien estaba por dejar su cargo, informó que la crisis había sido superada. La Casa Blanca, por su parte, aclaró que el gobierno de Colombia había aceptado los requerimientos de Trump sobre la recepción de deportados y que no se aumentarían los aranceles. Sin embargo, las sanciones sobre las visas se mantendrían hasta la llegada del primer vuelo de deportados.
Efectos persistentes de la crisis
Aunque la crisis se resolvió, sus efectos siguen siendo notables. Varias citas de visa han sido canceladas, y colombianos que trabajaban en entidades internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han visto que sus visas fueron revocadas.
Este episodio refleja no solo la complejidad de las relaciones internacionales en tiempos de tensiones políticas, sino también la importancia de manejar las crisis diplomáticas con rapidez y tacto para evitar un impacto mayor.



