Helen Aranzales, esposa del odontólogo Juan Carlos Bayter, quien fue secuestrado el 18 de octubre en el municipio de El Banco, Magdalena, ha solicitado a las autoridades la misma presura que han brindado en otros casos de secuestros más mediáticos, como el del padre del futbolista Luis Díaz. En su llamada, Aranzales, le parece inaudito que se requiera ser familiar de una figura pública para recibir una respuesta adecuada ante una situación tan compleja como lo es un secuestro.
“Que presten la misma atención, rapidez y celeridad que han tenido otros casos, como el del jugador Luis Díaz. Que no sea necesario ser familiar de una figura pública para que haya todo el despliegue que se está presentando. Al igual que mi esposo, hay muchos secuestrados”, declaró Aranzales. Su llamado refleja la preocupación de que la atención de los casos de secuestro pueda variar en función de la notoriedad de las personas involucradas.
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Todas las vidas importan y merecen gozar de libertad
Aranzales descartó que su esposo, Juan Carlos Bayter, haya recibido amenazas previas al plagio. Hasta la fecha, la familia no ha recibido llamadas con respecto a posibles motivaciones económicas detrás de esta retención forzosa.
Helen Aranzales también aprovechó para enviarle un mensaje de fortaleza a su esposo en medio de estas duras circunstancias. “Nadie se prepara para esto, pero estamos orando para que Dios toque el corazón de estas personas, y estamos esperándolo con amor y tenemos la fe en que el gobierno resolverá esta situación”, expresó.
Es importante recalcar que, así como Bayter, Luis Manuel Díaz se encuentra retenido desde el mes de octubre. Su secuestro se produjo el 28 de octubre y el grupo guerrillero, el ELN, exige una suma de 3.5 millones de dólares por su liberación. Sin embargo, aunque dicen que su rescate puede producirse pronto, no se sabe nada de las otras personas que se encuentran en esta penosa situación.
El llamado de Helen Aranzales destaca la necesidad de una respuesta justa y equitativa a todos casos de secuestro, independientemente de la notoriedad de las personas involucradas, y subraya la angustia que viven las familias que enfrentan este tipo de situaciones en Colombia.
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