¿QUÉ PASA CON LA SALUD MENTAL EN LA PERLA?

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Los casos de suicidio son cada vez más preocupantes en Duitama, hasta dónde llegarán los jóvenes para ser escuchados. Cada intento de suicidio es un grito de auxilio, un llamado a la salud pública duitamense y la decadencia en la que se encuentra. Días anteriores un niño de diez años fue el implicado, y por más que la administración del municipio dijo que se prestaría más atención a los problemas, trastornos, etc, de los jóvenes, la depresión se llevó el día 18 de enero a una joven, quien atentó contra su vida por ahorcamiento. Los hechos ocurrieron en la carrera 48 número 7 A. Apenas se reportó una llamada de emergencia por parte de los familiares de la fallecida, las unidades de defensa civil acudieron al sitio para valorar a la paciente, lamentablemente ya era muy, la joven de la cual no se tiene identificación, ya había fallecido. La situación está siendo evaluada por las autoridades competentes para esclarecer lo sucedido.


El llamado


¿Qué pasa con la salud mental en Duitama?, acaso no se está dando la suficiente importancia, o como dice la comunidad duitamense, “es que la salud está tan dañada, que la salud mental ni se ve”. El alcalde actual del municipio debe de trabajar en proyectos para prevenir el suicidio en la comunidad, los casos de trastornos mentales cada vez dejan de ser un tabú para convertirse en el pan de cada día, niños y adolescentes identificándose con problemas de externos y consumiéndose por no saber cómo tratar la tragedia de raíz. En situaciones como estas, es crucial ofrecer acompañamiento a la familia afectada, quienes atraviesan un momento de profundo dolor y pérdida. La comunidad debe unirse para proporcionar un respaldo solidario, reconociendo la importancia de crear entornos que promuevan la empatía y el apoyo mutuo en momentos difíciles como este.
La pérdida de una vida siempre es lamentable, y este caso de suicidio enfatiza la necesidad de intensificar los esfuerzos en la prevención de situaciones similares. La salud mental debe considerarse una prioridad en la agenda pública, con la implementación de políticas y programas que aborden las causas subyacentes de los problemas emocionales y proporcionen recursos para aquellos que los enfrentan.


La tristeza


El problema más grande de un suicidio es la tristeza que provoca en los familiares y conocidos de la difunta, una mujer de personalidad alegre y con ganas de comerse el mundo, lo que no sabía era que el mundo la podía consumir a ella. La victima siempre será recordada por toda la comunidad,
los seres queridos encontrarán la paz que no tuvo la joven duitamense. Los amigos de la fallecida hacen un llamado a la alcaldía municipal, exigiendo que se creen políticas de prevención y ayuda a la salud mental, que ninguna muerte sea en vano y que a su vez sea un recordatorio a la desestigmatización. Además, esta semana fatídica nos deja ver la realidad de la perla de Boyacá, un municipio que hasta el momento no se preocupó lo suficiente por la mente de sus habitantes. Es fundamental que las autoridades y líderes de la comunidad reflexionen sobre la conexión entre
la salud mental y el entorno social. En última instancia, este caso de suicidio en Duitama debería servir como una crítica social profunda y reflexiva sobre cómo podemos mejorar como sociedad en términos de apoyo emocional, prevención y creación de entornos que promuevan la salud mental.
Es hora de actuar de manera colectiva para construir una sociedad más comprensiva, solidaria y comprometida con el cuidado integral de cada uno de sus miembros.


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